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Los enfrentamientos de los últimos días han dado paso a una calma relativa en las calles desiertas de Beirut. /EFE
TENSA CALMA EN LAS CALLES

Los enfrentamientos en el Líbano dejan más de treinta muertos en cuatro días

Los políticos siguen sin salir de una situación que puede desembocar en una nueva guerra civil como la que sufrió el país de 1975 a 1990

EFE |
BEIRUTActualizado:

Al menos 36 personas han muerto y más de un centenar han resultado heridas en el Líbano desde que el pasado miércoles estallaron los enfrentamientos entre la oposición, encabezada por Hezbolá, y partidarios de la mayoría.

Beirut ha amanecido en una relativa tranquilidad y la población ha empezado a salir de sus casas después de pasar más de dos días recluida en sus viviendas por temor a quedar atrapada en los choques, aunque la presencia de milicianos armados en las calles todavía es manifiesta.

Después de que el grupo chií Hezbolá se hiciese ayer con el control total de las calles del oeste de Beirut, de mayoría musulmana, los enfrentamientos en la capital se redujeron a algunos tiroteos esporádicos. Finalmente, los partidarios del grupo chií Hezbolá, han abandonado las calles gracias a la mediación del Ejército.

Protestas en las calles para pedir el final de los choques

Algunos medios de comunicación libaneses destacan el temor a que los choques se extiendan a Trípoli, la ciudad más grande del norte del país, y a la región montañosa del Shuf, sureste. Distintas asociaciones han convocado para hoy dos manifestaciones por la capital para pedir el fin de la violencia y el restablecimiento de la normalidad.

Por un lado, periodistas libaneses protestarán en una marcha que les llevará hasta los locales de la televisión progubernamental Futuro, que ayer dejó de emitir y fue evacuada por la presión de los milicianos de Hizbulá, así como el periódico Al Mustaqbal y otros medios en la órbita del líder de la mayoría Saad Hariri.

También, la ONG 'Offre Joie' ha convocado una manifestación, también por Beirut, en la que llama a los libaneses a "demostrar" que la sociedad civil está en contra de lo que está pasando. "Las cosas han llegado demasiado lejos. Hay que ser humildes y reconocerlo. Nuestro movimiento quiere decir que lo que sucede no es normal y que la violencia nunca es aceptable", ha explicado uno de los organizadores de la protesta.

Un país sin presidente

En paralelo, continúa el debate entre los políticos libaneses sobre los pasos que deben darse para salir de la actual situación de crisis, que muchos temen que pueda desembocar en una nueva guerra civil como la que sufrió el país de 1975 a 1990.

El líder cristiano Sleiman Franyieh, miembro de la oposición, ha propuesto que se decrete el estado de emergencia, por lo que Michel Sleiman, jefe del Ejército y candidato de consenso a la Presidencia del país, pasaría a hacerse con el poder "de facto" sin necesidad de ser votado por el Parlamento.

El Líbano carece de presidente desde noviembre del año pasado, cuando expiró el mandato de Emile Lahud, y todos los intentos por elegir a Sleiman como nuevo jefe de Estado han sido abortados por la falta de acuerdo en el Parlamento.