Lo dijo la ministra
Lo dijo un santo varón que mora en los cielos desde hace, cuando menos, centurias: «En tiempos de crisis no hacer mudanzas». Pues es lo primero que, cogiéndole las vueltas a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez y Arza, ha hecho un avispado y alto burócrata de los espacios gobernantes: subir el precio del AVE, ese prodigio técnico que pasará a la historia como una criatura socialista.
Actualizado:Un aumento que a los andaluces nos pilla en todo el estruendo de la crisis pues son, de momento, cuatro ciudades andaluzas las que acogen cada día el AVE que llega por la mañana, como el lechero, desde el exterior, Córdoba, Sevilla, Antequera y Málaga, a las que muy pronto se unirá Granada, y un poco después Jaén y Cádiz.
Me lo dijo en una tarde incendiada de la última Feria de Abril de Sevilla la señora ministra, rodeada de 'maderos' de escolta y de amigas de sus primeros tiempos políticos. Y me dijo más, contestándome a una 'maldad' gacetillera: «De trenes de velocidad alta para llegar a Cádiz y Huelva, nada de nada. Aquí habrá para todos el AVE que conocemos». Y sin saber por qué me acordé del cochecito lerén.
Hay, quizá, que matizar sobre el perfil humano y político de la señora ministra. No se arredra ni en Irak, y la recuerdo cuando llegó modosita a la procelosa ciudad de Sevilla. Pero muy pronto se quedó con las riendas del carruaje. Un día la llamó un prócer muy principal de la causa socialista sevillana para que le explicara cómo se confeccionaban unos presupuestos generales para Andalucía, y ella, sin cortarse un pelo, le dijo a las once de la noche de aquel domingo en la que acababa de recibirse tal llamada,«mira, vente por aquí (la Consejería) y te lo vamos enseñando hasta las cuatro o las cinco de la mañana, que es cuando calculo que acabaremos». El prócer se quedó sin respuesta posible y sigue sin saber, al día de hoy, cómo se confeccionan unos presupuestos generales. En fin, parece, efectivamente, que el aumento comentado es un «cajonazo», como dicen en los carnavales de Cádiz. Y es que cuando se curra tanto posees una seguridad en ti mismo más propia de los primeros cartujos que en estos tiempos presentes de caricatos con licencia para vacilar y ex alcaldes con amenazas judiciales por cosas del ladrillo.