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Piolín

Cádiz ya tiene su Piolín, de invisible corazón amarillo y de ostentoso plumaje metalizado. El piolín gaditano no es sólo un homenaje a la libertad, parece sobre todo un monumento funerario a la metalurgia gaditana compuesto, como un enorme mecano, con retales de las fenecidas construcciones naval y automovilística. Este Piolín es una metáfora certera de los gaditanos, inconscientes de que vivimos en la jaula sin puertas de nuestro conformismo, nuestro tipismo y nuestra reconocida afición, casi adicción, a mirarnos el ombligo y exclamar satisfechos «de Cádiz, Cádiz». Este pájaro, que desde el principio renuncia a desplegar sus alas, es un gaditano más.

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Igual que Piolín, nuestro metálico vecino no quiere volar, quizás, como muchos gaditanos sólo aspira a acumular los trienios necesarios para prejubilarse, por eso probablemente su ubicación idónea hubiera sido a la entrada del Puente, lo que le habría permitido practicar el «puentismo», o sea el gusto por respirar la brisa marinera en soledad mientras se pesca, afición que aquí parece colmar sobradamente nuestras aspiraciones vitales.

No abundan en Cádiz remedos del gato Silvestre; demasiado esfuerzo para tan escasa recompensa. Aquí nos van más las Abuelitas Protectoras, quizás nos hemos acomodado demasiado a ellas en forma de subvención o ayuda para ir tirando, pero mientras no seamos capaces de valernos por nosotros mismos, nada cambiará. Las abuelitas protectoras nos salvarán in extremis, pero nada más.

Sin duda este piolín es mucho mejor que aquel engendro parecido a un Neardenthal cogiendo coquinas. Al artista hay que reconocerle el mérito de conseguir distanciarse de su creación para reflexionar sobre su adecuación al encargo recibido y, finalmente, tener la valentía y la humildad de modificarla. Bien es verdad que parece como si Quintero tuviera una ideopatía sobre la libertad, pues ante el encargo de homenajearla, ha encerrado a su símbolo -un pájaro- en una jaula. Cuando se le encargó que representara a la libertad de prensa diseñó un candado abierto. Jaulas y candados son símbolos de las restricciones a la libertad, pero ésta es mucho más que la superación de aquellas.