Una Comisaría carente de recursos y personal para atender la demanda

La Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Jerez cuenta con dos áreas especializadas en lo que a atención a víctimas de violencia de género de refiere. En un primer término se encuentra el SAF, Servicio de Atención a las Familias, que se ocupa de registrar las denuncias y luego emprender las gestiones necesarias para que se deriven al juzgado. Una vez pasado este trámite entra en acción la UPAM, Unidad de Prevención, Asistencia y Protección, centrada en el control y la supervisión de todos y cada uno de los casos de maltrato, teniendo en cuenta siempre la tres variantes posibles de riesgo.

Unos servicios completos y que podrían resultar del todo eficaces si se circunscriben al ámbito estrictamente teórico, pero que en la práctica su aplicación deja mucho que desear, según el Sindicato Unificado de Policía. Y no es que se trate de una cuestión de mero desinterés profesional, sino de la tan manida carencia de recursos materiales y, sobre todo, personales de la Comisaría. Como argumenta el SUP, la UPAM sólo cuenta con una dotación de tres agentes, dos de ellos en segunda actividad. Unos funcionarios que, a pesar de su escaso número han de atender al casi medio millar de mujeres que a lo largo de un año solicitan su ayuda.

«Allí se valora el nivel de riesgo y se hace un seguimiento de los casos -apuntan desde el SUP- con únicamente tres policías, cuando necesitaríamos como mínimo otros tres, y la mayor parte en activo, ya que es raro el día que no entran al menos dos o tres mujeres». En esta unidad, se llama a las víctimas de forma regular para supervisar su situación y asegurar el buen estado de las mismas, además de facilitarles un teléfono en el que se pueden poner en contacto con el agente en cuestión de forma inmediata. Ellas, por su parte, si necesitan ir al juzgado o hacer alguna gestión relacionada con este problema pueden contar con la compañía y asesoramiento de la policía.

Algo para lo que, aparte de personal, necesitan unos medios con los que tampoco cuentan. «Sólo hay un despacho compartido con el tutor de los alumnos de la Policía, y cuando una mujer tiene concertada una cita esta persona se ve obligada a salir de despacho, por eso pedimos uno que no sea conjunto, y pueda ofrecer la intimidad necesaria para este tipo de casos».

Esta sala tiene únicamente un ordenador, que ha de ser compartido por todos los trabajadores allí presentes, lo que implica que sólo uno lo puede utilizar, y es incompatible su uso simultáneo en las dos áreas. «También tenemos un único vehículo, por lo que le hemos solicitado al comisario que nos den más medios, ya que entendemos que es la Administración la que nos los tiene que facilitar.

A la espera de que mejoren las condiciones, los funcionarios siguen desarrollando su trabajo de la forma más eficaz posible, y siempre con la vista puesta en la atención integral a las víctimas.

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