La ONU reanudará la ayuda a Birmania aunque mantiene sus acusaciones contra la Junta Militar por confiscarla
El régimen militar acepta la ayuda internacional y permitirá la entrada de un avión de EEUU el próximo lunes aunque sigue rechazando la entrada de cooperantes extranjeros
RANGÚN/BAGKOKActualizado:El Programa Mundial de Alimentos (PAM) de la ONU ha acusado a la Junta Militar de Birmania (Myanmar) de haberse apropiado de un cargamento de ayuda humanitaria para los afectados por el ciclón tropical 'Nargis'. A raíz de esta acusación ha decidido suspender temporalmente los vuelos aunque se retomarán mañana. "Vamos a enviar dos nuevos aviones de ayuda humanitaria mañana, como estaba previsto, mientras continúan las discusiones con el Gobierno birmano sobre la distribución de víveres", ha señalado Nancy Roman, directora de comunicación del PAM.
Previamente, la ONU había expresado su frustración por las dificultades y lentitud con la que las autoridades birmanas tramitan las solicitudes de visados de entrada para su personal. Una declaración que ha coincidido con el anuncio de la Junta Militar de Birmania, que reclamaba ayuda y material de emergencia aunque puntualizaba que no necesitaba cooperantes extranjeros para asistir al millón y medio de damnificados. El comunicado del Ministerio de Exteriores señalaba que el Gobierno prefería repartir la ayuda humanitaria mediante sus propios ciudadanos y funcionarios oficiales.
Pero finalmente han rectificado. El embajador de Birmania ante la ONU, Kyaw Tint Swe, ha asegurado que aceptarán la ayuda proveniente "de cualquier parte" y destinada a ayudar a las víctimas y ha confirmado la autorización del Gobierno para el aterrizaje en su territorio de un avión militar estadounidense cargado de suministros de ayuda que, previsiblemente, llegará a partir del próximo lunes. "Lo que necesitamos urgentemente es material médico, alimentos, ropa, generadores de electricidad y material para construir refugios de emergencia, así como ayuda financiera".
Mediación ante el régimen militar
La nota también confirmaba que se ha negado la entrada al país a un equipo de rescate que llegó ayer en un avión procedente de Qatar cargado con material de emergencia. El régimen de los generales no ha dejado claro si ya han sido expulsados de Birmania, pero así ha sucedido, al menos, con dos de los cuatro representantes de la ONU que arribaron la víspera a Rangún.
La mediación de Tailandia había permitido que la Junta Militar aceptara a última hora de anoche tres millones de dólares en ayuda de Estados Unidos, que tiene impuestas sanciones contra el régimen birmano, a cambio de que personal estadounidense pueda supervisar la entrega del material.
Además, las autoridades birmanas han dado su aprobación para que un avión militar estadounidense cargado de suministros de ayuda aterrice en Birmania el próximo viernes. Tras dar la noticia, el portavoz de la Casa Blanca Gordon Johndroe ha declarado que "un vuelo es mejor que ninguno". A pesar de esta cesión, Naciones Unidas ha denunciado que la negativa del Gobierno de Birmania a conceder visados a su personal no tiene "precedentes en los esfuerzos modernos de ayuda humanitaria".
Sin visados por una fiesta local
Los trabajadores humanitarios y expertos internacionales que se encuentran en Bangkok deberán esperar, al menos, cuatro días más para poder entrar en Birmania debido a que la Embajada birmana en la capital tailandesa se ha tomado unas vacaciones por una fiesta local. Miembros de la ONU y varias agencias de viajes han explicado que cualquier petición de visado no será estudiada hasta el lunes o el martes. Mientras tanto, un número indeterminado de personas ya ha muerto por cólera en las zonas devastadas por el ciclón, donde miles de cadáveres siguen apilados o flotan en las aguas contaminadas.
La tan esperada ayuda comenzó a llegar el miércoles en cuentagotas a las regiones de Irrawaddy, Pegu y Rangún y los estados Karen y Mon, donde se mantiene el estado de excepción por el ciclón que ha causado al menos 23.000 muertos y 42.000 desaparecidos, según los datos oficiales, aunque la Embajada de EEUU sostiene que la cifra de fallecidos podría ser superior a los 100.000.