Policías y ladrones
Una sociedad bien equilibrada debe ajustar proporcionalmente ambos grupos. Si es menor el contingente de defensores de la ley, sobran celdas, y si lo que abunda son éstos llega un momento en el que no se cabe en los cuarteles. El ministro de Interior, de suyo tan acoplable, parece que prefería serlo de cualquier otra cosa. Al menos eso se comenta en los círculos viciosos bien informados. Pero don Alfredo Pérez Rubalcaba tiene un alto concepto del deber y obedeció a su teórico superior, aprovechando su pinta de mayordomo del TBO. Es un hombre de clara inteligencia y de confirmada astucia y se dispuso a bailar con la más fea. Ahora está dando los primeros pasos. Acaba de presentar en Algeciras el segundo grupo contra el crimen organizado, en vista de que el primero es insuficiente. El Campo de Gibraltar es un descampado con notarios.
Actualizado: GuardarEn tiempos de crisis, los criminales se organizan mejor. Hay mucha gente que no se acopla a vivir con menos y las vacas flacas pegan grandes cornadas. Aumentan los atracos y las reyertas entre bandas que ni siquiera están unidas por su vocación y se disputan los clientes sin el menor sentido de la ética profesional.
La cosa no es nueva. Ya el clásico casi disculpó a este colectivo englobándolos en el grupo de los que «por no tener, con oficios indebidos se mantienen». Total que eso de pasear de noche, por muy noctámbulo que se sienta uno, va a ponerse muy difícil. Tampoco, si sigue la cosa así, va a estar muy fácil pasear a la luz del día.
Las Fuerzas de Seguridad no tiene la suficiente fortaleza y se venden ahora más pistolas que pisos. Ya que no somos capaces de disminuir el número de atracadores, el único recurso que nos queda es aumentar el de policías. Rubalcaba va a incrementar en 11.000 agentes las Fuerzas de Orden Público. Hay que buscar la divina proporción.