TRIBUNA

Cambiarlo todo y transformarlo

La descripción geofísica de la provincia de Cádiz basada en la diversidad absoluta, servía de título al anterior artículo, cuya pretensión era situarla y explicar las razones que lastran su crecimiento y acomodo a la situación actual, la de la Europa del siglo XXI, basada en las libertades comunitarias básicas de libre circulación de capitales, personas, productos y servicios. Estas representan el mercado por antonomasia y hasta la fecha, gran parte de la provincia ha vivido de espaldas a esa realidad.

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La problemática económica de la provincia tiene muchas concomitancias con las de Andalucía, pero conserva ciertas peculiaridades. Muchas de las similitudes aparecen recogidas en el informe presentado días atrás por el Observatorio Económico de Andalucía, constituido como foro independiente de opinión de economistas y empresarios. Dos son las cuestiones sobre los que pivota el informe: El fomento de la competitividad y la reforma de la Administración andaluza, sobre la base de la rebaja de la tasa de crecimiento, que todo el mundo sabía mucho antes de las elecciones que era absolutamente falsa, carente de toda justificación económica, ahora, aún en plena resaca electoral se rebaja, quizás para no destapar más las vergüenzas.

Cuatro cuestiones más han sido analizadas: 1º. La inmigración, que presumiblemente comenzará a ser un quebradero de cabeza en lugar de un bastión importante en la dinámica económica, debido fundamentalmente a la escasa cualificación de la mano de obra asentada en nuestro territorio. 2º. La construcción de edificación residencial, baluarte de nuestro inminente pasado de crecimiento económico, debe ser revisada por agotamiento. 3º. La reforma del sistema de financiación autonómica y la minoración de fondos provenientes de la Unión Europea, puede suponer un gran parón inversor. Ha sido calificada de anacrónica y absurda la denominada deuda histórica, debiendo exigirse sin más un mecanismo de financiación autonómica que responda a los retos inversores, fundamentalmente en infraestructuras que nos asemeje a regiones europeas auténticamente desarrolladas. 4º. La restricción del crédito perjudicará el crecimiento, máxime en una Comunidad con un importante déficit en la tasa de ahorro y por ende una escasa capitalización de las estructuras financieras familiares y empresariales, de ahí la importancia del crédito.

La Administración andaluza es el principal actor de la economía en la Comunidad, representando una tasa del 50%, lo que es desmesurado y con seguridad una de las causas de nuestro subdesarrollo. El sector privado debe invertir la tendencia y adquirir un mayor protagonismo en detrimento de lo público. El modelo económico andaluz no es el mejor para salir de la crisis en la que nos encontramos inmerso y además diverge de la del resto de países desarrollados. La segunda cuestión invocada es el fomento y mejora de la competitividad, ya que sí Andalucía quiere integrarse y pertenecer en igualdad de condiciones al resto de Regiones desarrolladas tiene que tener como prioridad básica salir a competir a los mercados exteriores, lo que sólo es posible siendo competitivos, que es precisamente nuestra gran carencia.

La peculiar problemática de Cádiz, supone adicionar a los problemas que acechan a Andalucía, otros que se consideran endémicos en la provincia.

La alta polarización de empresas públicas en la zona de la bahía de Cádiz, ha alejado de las elementales concepciones de mercado no sólo a las empresas aquí instaladas, sino también a sus ciudadanos, lo que supone una desventaja en la situación actual, al menos desde 1985, cuando la adhesión de España a la Unión Europea. Este problema se ha hecho palpable a lo largo de décadas en la negociación colectiva. Así, el Convenio Colectivo del metal de la provincia de Cádiz, se ha firmado durante muchos años sobre la base de los Convenios de empresas de las empresas públicas que circundaban la bahía. Estos, conformaban sus tablas salariales a modo de precios políticos, nunca producto de una negociación donde los precios (salarios y demás condiciones evaluables) se determinasen según el devenir del mercado. Es decir, el convenio del metal ha tendido por mimetismo al del resto de empresas públicas de la zona. Además, las empresas contratistas de las públicas, que formaban el ámbito de aplicación del Convenio Colectivo, prácticamente trabajaban casi exclusivamente para éstas. El falso mercado existente asumía con toda normalidad los costes en las contrataciones, imponiéndose el paternalismo en las mismas con las empresas de la zona. Hoy sólo queda una empresa pública de envergadura en la zona y no ejerce influencia alguna sobre el referido convenio. Esta se trasladó hace años a la zona de la otra bahía, la de Algeciras con otra idiosincrasia y especial problemática. Dice el informe del Observatorio Económico «que el marco en el que se desarrolla la negociación colectiva es uno de los más rígidos de Europa, por existir fuertes intereses corporativos opuestos a dotar de la necesaria flexibilidad a esta, siendo los análisis al respecto sumamente claros, cuanto más rígido es el marco de la negociación colectiva, más alto es el desempleo». Pues bien, en el caso de la provincia de Cádiz, dos ejemplos al respecto: 1º. Además de lo anteriormente manifestado en relación con el Convenio del metal, hay que añadir que durante muchos años el Convenio, que no hay que olvidar es cosa de dos, de empresarios y trabajadores, asumía una buena parte de la Ordenanza laboral de la Industria Siderometalúrgica de la época de la dictadura, lo que dotaba al propio Convenio de rigideces que no existían en los convenios del metal de las provincias limítrofes y menos limítrofes. Esta fue la causa de la práctica desaparición de las empresas manufactureras metálicas en la provincia y el motivo por el cual muchas de las empresas que realizan actividades relacionadas típicamente con el metal no son de la provincia. 2º. Durante muchos años, el Convenio de panaderías de la provincia prohibió la fabricación de pan los domingos. Como al ser humano le sigue apeteciendo seguir comiendo pan tierno los domingos y demás fiestas de guardar, los panaderos sevillanos fundamentalmente hacían el agosto vendiendo su mercancía esos días en nuestra provincia, ya que su convenio colectivo no disponía tal prohibición. Después surgieron los puntos de pan calientes, que producen pan recién hecho y no son panaderías... El mercado había logrado una vez más el milagro, la prohibición terminó sucumbiendo por imperativo de las fuerzas invisibles del mercado que manejan eficientemente la sociedad. Además, no se había logrado saciar el apetito de los estómagos gaditanos que nunca se resignaron a no comer pan tierno en domingo.

Hay muchos más ejemplos de rigideces en la negociación colectiva en la provincia, así es que empresarios y trabajadores...ustedes tienen la palabra.