Bajando los toldos
Cuando las cosas se hacen bien normalmente bien acaban, de ahí que deba hacerme eco de las múltiples felicitaciones que se han producido tras una nueva edición de la Feria del Caballo. Todo ha sido extraordinario. La Unión de Casetas no ha dudado en señalar que el Real ha estado durante toda la semana con un lleno cercano al 80% de su capacidad, siendo el miércoles y jueves los mejores días en cuanto a número de visitantes. Las bodegas también están de enhorabuena, pues nuestros vinos han batido records de venta gracias a que ha hecho el calor justo en Feria -sobre 26 grados-, lo que ha propiciado que el producto de la tierra se impusiera sobre la rubia cerveza. Incluso la patronal hostelera se congratula por esta celebración, pues los hoteles han tenido una ocupación en torno al 100%. Hoteles de Sanlúcar, Rota y otras poblaciones limítrofes también se han visto llenos durante el puente festivo de mayo por miles de visitantes, que a diario se desplazaban hasta nuestra Feria.
Actualizado: GuardarLa satisfacción por tanto es general y se piensa en ir a más pues, con las casetas aún montadas, ya se ha puesto la vista en la Feria 2009 para la que los caseteros piden ultimar algunos detalles, entre ellos redactar las Ordenanzas Municipales de Feria o crear una ventanilla única que agilice las gestiones específicas para el montaje de casetas. Si a ello añadimos las novedades que se irán sucediendo, entre ellas el tan necesario asfaltado de la zona de atracciones -para alivio de los alérgicos- podemos decir, sin temor a equivocarnos, que Jerez puede encumbrarse como la mejor feria del mundo.
Sin embargo frente a tanta satisfacción, tantos parabienes y tanta alegría generalizada, conviene que nos tomemos la cosa en serio. Es la primera vez en mis muchos años de feria -y créanme que son muchos-, en que camino a disgusto por el Real con cierta sensación de inseguridad recorriéndome el espinazo, sensación que si nunca es agradable, menos aún lo es estando en feria.
De ahí que se haga preciso establecer ciertas restricciones. La primera de ellas pasa por alejar del Parque todo lo que huela a discotecas, pubs o bares de copas. Es triste que bajo el nombre de castizas Hermandades jerezanas se de cobertura en el interior del Real a salas de fiestas, bares de copas, pubs u otro tipo de negocios que, si bien están perfectamente ubicados en sus respectivos locales durante todo el año, nada pintan en la Feria del Caballo. Para más inri este tipo de negocios ha importado al Real los porteros-matones, contribuyendo al aspecto de bronca generalizada que presenta cierta zona del recinto.
La segunda medida consiste en evitar el botellón. ¿Cómo? Ni idea, pregúntenselo a los políticos o técnicos que tan buenos sueldos perciben. Pero debemos apartar de una vez la triste y sucia imagen que el Real ofrece estos últimos años. Triste por cuanto se ha convertido en un macro botellón sin orden ni concierto. Sucia contemplando el albero lleno de bolsas y vasos de plástico, botellas de refresco y alcohol.
Es fácil entender que si en un espacio reducido concentramos a una ingente cantidad de personas con ganas de pasarlo bien, y lo aderezamos principalmente con alcohol, aunque también con alguna que otra sustancia estupefaciente de dudosa procedencia, el resultado puede ser el desmelene. Pero de ahí a que en cada edición de la Feria debamos aumentar los efectivos de las Fuerzas de Seguridad del Estado, y tengamos que hablar de intervenciones policiales, personas y Agentes heridos, reyertas, peleas, broncas la fiesta se dirige hacia derroteros que nadie desea.
Así que ahí queda mi petición. No obstante como aún quedan unas líneas, no quiero terminar sin hacerme eco de la queja que me transmite un querido lector. En la Feria de Jerez se puede beber cualquier tipo de copa larga (ron, ginebra, whisky ) o corta (orujo, licores, etcétera). Pero si pretende tomar una buena copa de brandy de Jerez -en la propia ciudad que lo parió-, la cosa resulta extremadamente difícil. Sería conveniente que Don Evaristo y su gente tomara buena nota de que la promoción, a veces, es necesaria de puertas para adentro.
Feliz fin de feria, pues con los toldos echados va siendo menester acabar esta columna por si acaso mañana nos vamos al Rocío.