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CALLE PORVERA

Trabajadores a deshora

Cuando uno disfruta de unos días de descanso o de vacaciones piensa que los demás también están tumbados sobre la arena de la playa. Llama a los amigos y se extraña de que Fulanito esté trabajando o de que Menganito no quiera salir porque al día siguiente tiene que madrugar. Cuando uno no trabaja va de compras, al cine, a tomar una cerveza... sin darse cuenta de que allá por donde va hay personas que dan el cayo para que otros se diviertan, para que haya más seguridad o para que pueda socorrernos alguien en caso de enfermedad o accidente.

VIRGINIA MONTERO vmontero@lavozdigital.es
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Es el común denominador de muchas profesiones. El periodismo también es un ejemplo de esto: currar fines de semana y festivos para que el domingo por la mañana los lectores se informen entre sorbito y sorbito de café. Pero hay otras muchas y quizás más sufridas: los recepcionistas de hotel, los trabajadores de la limpieza municipal, los médicos, los porteros de discoteca, los conductores de ambulancia y de grúas, los camareros, los técnicos de ascensores que hacen guardia por si hay averías, los bomberos y policías, los dependientes de los viveros (ya se sabe, los domingos toca arreglar el jardín), algunos políticos a los que les toca dar tumbos en festivo... y otros muchos a los que no les valen las jornadas ordinarias de lunes a viernes. En Feria, sanitarios y policías se han jartao de currar. Sólo había que estar un par de horas en el Real para comprobarlo.

Todas estas personas a las que les toca trabajar a deshora forman parte de los buenos momentos de muchos otros que disfrutan de su tiempo de ocio. Sólo por eso se merecen un pequeño homenaje aunque sea sobre un papel y en forma de palabras escritas.