NEONATO. Las listas de espera se prolongan más de un año y medio para que los niños puedan tratarse. / FRANCIS JIMÉNEZ
Ciudadanos

Los niños de Cádiz tienen que esperar hasta un año y medio para ser operados en el Puerta del Mar

Cerca de ochocientos menores engrosan la lista de espera para ser atendidos en la unidad de cirugía pediátrica del hospital de Cádiz Los doctores del servicio reconocen que «es imposible atender de forma adecuada a todos los niños que llegan en estos momentos»

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Los niños de Cádiz esperan hasta un año y medio para ser operados. La interminable lista de espera que guardan los menores antes de entrar en un quirófano del hospital Puerta del Mar de Cádiz plantea al menos una pregunta en la que coinciden tanto los médicos del servicio como los padres: ¿están los pequeños gaditanos lo suficientemente atendidos por el Servicio Andaluz de Salud (SAS), dependiente de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía?

En estos momentos, cerca de medio millar de menores de 14 años espera a que un doctor les vea en consulta, según los datos del equipo médico de Cirugía Pediátrica . Y otros tres centenares aguardan la llamada de un cirujano para entrar en el quirófano.

Según los números que manejan, el tiempo medio que los niños esperan para una intervención se prolonga cerca de cinco meses. Esto si las cosas van bien. Los más antiguos de la lista llevan hasta un año y medio pendientes del teléfono. Es el caso de Adrián, que a sus seis años ya engrosa la parte de veteranos de las demoras -ha estado un año y medio antes de ser operado de una lesión del sistema urológico que le causa incontinencia urinaria-.

Para la madre de Adrián hay operados de primera y de segunda categoría. «Creo que cuando se trata de enfermedades que el hospital considera asumibles para un niño no se lo toma con toda la prisa que debiera. Mi hijo tiene seis años y ha estado utilizando pañales y haciendose pis sin poderlo controlar hasta ahora. Y no creo que eso sea justo», se queja Consuelo de la Rosa, de 37 años.

En otras ocasiones, lo que tarda un médico en diagnosticar una patología se añade al retraso que arrastra la entrada en el quirófano. Es el caso de José Manuel, de 11 años, ingresado en el hospital con el mismo problema que Adrián. «En nuestro caso siempre que llamábamos al hospital nos decían que había otros niños delante de él», apunta María Ángeles Franca, de 34 años, que ayer aún estaba en una de las habitaciones del Puerta del Mar. Ángeles no comprende que el caso de su hijo lleve años pasando de médico en médico sin que ninguno acertara con el diagnóstico. «Desde que Jose Manuel tiene dos años ha pasado por revisiones anuales sin que hasta hace un año ningún médico haya sabido descubrir lo que le pasaba al niño», se queja María Ángeles.

Sin jefe de sección

El primer agujero en la sección de Cirugía Pediátrica del hospital aparece echando un vistazo al personal. El equipo médico del departamento, situado en la séptima planta del centro sanitario, está descabezado. El jefe de la sección se esfumó a finales del pasado año sin que el SAS aún haya ocupado la vacante que dejó. Otros tres médicos del área pidieron el traslado a otros centros. El equipo médico, constituido por cinco únicos cirujanos con los que desde entonces cuenta el hospital, afirma que «no dan a basto».

«La situación es la siguiente», resume uno de los facultativos del servicio. «Los niños de Cádiz no pueden contar con la cirugía pediátrica pública porque el servicio sencillamente no funciona; estamos desbordados» dice este cirujano, que afirma que el equipo está «imposibilitado para atender a todos los niños que llegan».

«Para que usted se haga una idea, en el centro sanitario en el que trabajaba antes de venir al Puerta del Mar éramos 17 cirujanos para una lista de espera igual que esta, mientras que aquí somos cinco... ni la mitad del personal, para los mismos pacientes», lamenta el doctor. Son cinco médicos para los 300 pequeños que esperan una operación.

El SAS, por su parte, asegura que la situación es transitoria y que la llegada del nuevo director o directora de la sección solucionará buena parte de «los problemas» que reconoce que existen. «El nuevo responsable traerá un modelo de organización del trabajo que tendrá que poner en marcha y esto normalizará la situación en Cirugía Pediátrica», apunta una portavoz del SAS. En algunos casos Salud da la posibilidad a los padres para que sus hijos sean atendidos en alguno de los centros concertados de los que dispone, como la clínica San Rafael en la capital. Pero la mayoría de las veces, son ellos mismos los que prefieren aguantar la espera para ser atendidos en el hospital.

Servicio sin responsable

La llegada del responsable de Cirugía Pediátrica está prevista que sea dentro de un mes. Pero hasta entonces el despacho con la etiqueta en la que se lee «Jefe de Servicio» en la puerta sigue cerrada a cal y canto. Y las tareas de supervisión se solventan con la figura de un coordinador que vigila las operaciones dos días a la semanas. ¿Y qué pasa durante el resto de los días? «Que trabajamos solos los soldados rasos», apunta otras de las cirujanas del hospital.

La falta de coordinación se deja notar en el trabajo diario. ¿Qué pasa por ejemplo cuando un pequeño necesita ser operado de una hernia? En ese caso, la escena que ocurre en el interior de la secretaria de la séptima planta será más o menos como la siguiente, que tenía lugar ayer: «¿Hola, soy la madre de un niño que se llama Yeray», dice una mujer al otro lado del teléfono. «Perdone, pero es que no tengo ningún hueco para que la vea el médico durante todo el mes de mayo», responde la secretaria repasando la agenda. Al final concluye: «Mire, si quiere le apunto, aunque no descarte que cuando los médicos revisen el calendario tenga que llamarla para posponer la cita».

La edad de los niños también influye en el tiempo de espera final. Mientras que los más pequeños no suelen encontrar tantos problemas para entrar en quirófano, cumplir años implica que operarse sea cada vez más complicado. «Cuando un menor ingresa por Urgencias, se le atiende de inmediato. Lo mismo pasa con los más pequeños, que se les examina antes», reconoce una médico. «Pero para el resto de los pacientes las listas de espera están fatal».

La solución en ocasiones parece pasar por asumir que el niño tenga que esperar a ponerse peor. En el caso de que por ejemplo el niño sufra una hernia, se traduce en aguantar a que la zona se amorate o que el pequeño empiece a vomitar. «Es la solución para entrar por Urgencias y que el menor sea atendido de forma inmediata en el hospital», concluye uno de los médicos.

esanmartin@lavozdigital.es