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Emerge el mejor Xerez

Los hombres de Esteban dan una lección de fútbol y confianza ante un rival directo El Deportivo está virtualmente fuera del descenso con los mismos puntos que Alavés y Albacete

SALVA GALVÁN
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La presión aprieta el cerebro, asfixia el corazón, hace que las piernas tiemblen, que las vista se nuble y es capaz de encoger al más grande de los gigantes. El Xerez se encuentra en un estado de forma superior, tremendo, enorme. Actualmente es un auténtico gigante en Segunda División, pero se ha pasado toda la temporada encorsetado en un traje de gnomo. Esa pequeña camiseta le impedía crecer, esas diminutas botitas no le permitían lograr goles, dar pases, galopar, correr dar la verdadera dimensión de una plantilla que ahora sí, justo en el tramo final de la temporada, está demostrando el nivel que tiene. Ha quedado más que demostrado que la presión también influye determinantemente en este juego y que ha tenido que llegar Esteban Vigo al vestuario para rasgarles las diminutas vestiduras al gigante que ahora mismo es el Deportivo. Ayer los azulinos realizaron su mejor partido de la temporada, precisamente ayer que prácticamente les iba la vida en ello, justo en uno de esos momentos en los que hay que dar un golpe sobre la mesa los xerecista emergieron del pozo a costa de un Alavés al que virtualmente han metido en la zona de descenso. Y es que por mucho que la clasificación diga que los vascos están por encima de los jerezanos -por el goal average general-, si ahora acabara la Liga el Deportivo estaría salvado, pues la diferencia de goles que queda a la hora de la verdad es la particular.

La lección fue importante y amplia. Desde el planteamiento inicial de Esteban, pasando por el tremendo despliegue físico de los jugadores azulinos y hasta la efectividad de cara a puerta, los locales fueron superiores al Alavés en todos los factores de este juego. Incluso, contaron con ese puntito de fortuna necesario, pues independientemente de la legalidad o irregularidad de las dos ocasiones en las que los de Salmerón mandaron el cuero al fondo de la portería, la suerte también acompañó en Chapín. Poca pero justa.

Final ganada

La trascendencia del partido era alta. Más que un rival directo, era el enemigo único, el antagonista de una historia en la que los azulinos quisieron tener el protagonismo desde los primeros minutos. Pedro Ríos acaparó gran parte del escenario, pues la actuación del jerezano rozó la perfección. En el minuto tres de partido tenía capacidad para llegar a línea de fondo y regalar un gol que Yordi no fue capaz de materializar, y en el 94 aún correteaba la banda después de dar dos magníficas asistencias.

Ni el primer fallo del isleño ni la tempranera lesión de Samuel -fue sustituido por Luque en el primer cuarto de hora- alteró el ritmo que marcaban los azulinos. No importaba que el miedo convirtiera al Alavés en un equipo reservón, no importaba que a los vascos les supiera a gloria el empate, daba igual que se cerraran y ahogaran a Yordi; estaban tiernos por las bandas y precisamente por los costados les clavó el diente el Xerez. Tras una primera parte con dominio azulino pero sin pegada, la segunda arrancó con un tanto de banda a banda. Pedro Ríos centro desde la derecha y Adrián Martín remató en el segundo palo. El canario no estaba teniendo su tarde y pagó con la grada de Chapín su rabia interior. Había escuchado algunos pitos y por eso le dedicó el gol a una afición a la que mandó callar. Nadie se lo tuvo en cuenta, pues en la siguiente jugada casi se atraganta el gol. Aganzo le ganó la partida a Porato y casi logra el tanto un minuto después de marcar el canario, pero esa falta de pegada, esa escasez de acierto de cara a puerta fue la que impidió que el Alavés reaccionará y el Xerez despegara definitivamente.

Volaba alto y con confianza, por delante en el marcador, con un Pedro Ríos torero y relanzados por una afición entregada. El interior diestro jerezano se convirtió en un cañón por la banda. Unos diez minutos después de darle el primer tanto a Adrián, le regaló el segundo a Viqueira. El gallego acompañó la galopada de Perico y fusiló en el pico del área chica, cuando le dieron el pase de la muerte.

Este tanto dejó en coma a un Alavés que se mantenía en pie por puro agarrotamiento. Casi sin consciencia y sin oler una bola que los azulinos comenzaron a paladear. Gustándose, de costado a costado, sin arriesgar, haciendo disfrutar a la grada avanzaba poco a poco el mejor Xerez de la temporada. El duelo estaba resuelto y sólo ese tanto de Sergio, al que el árbitro no dio validez por fuera de juego, trató de impedir que el Deportivo emergiera.

Aprovechando la inercia arrancó Francis desde su lateral derecho, salvó tres o cuatro contrarios y cedió para que Navas asistiera a Yordi. Sólo faltaba el tanto del isleño para redondear la tarde y el máximo goleador de la categoría entró con todo para llegar a su cita con el gol. Tres a cero y con 41 puntos virtualmente fuera de la zona de descenso -Alavés y Albacete cuenta con los mismos puntos-. Por debajo, un Córdoba que ya espera temeroso la llegada del gigante de Segunda División.

sgalvan@lavozdigital.es