Un comprador recibe la primera entrega de la colección de abanicos en un kiosco de Cádiz. / NURIA REINA
Contraportada

Cómo corría el aire

Los lectores dan una estupenda acogida a la colección de abanicos pintados a manos de LA VOZ, hasta agotar la edición en pocas horas coche con heroína, cocaína, éxtasis y todo tipo de medicamentos

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La Bahía de Cádiz está acostumbrada a los vientos más insistentes, de Poniente, de Levante, Norte o Sur, pero ayer aparecieron pequeñas rachas inesperadas, salidas de millares de abanicos artesanales distribuidos por LA VOZ de Cádiz. Esta colección, titulada Cádiz al aire, está formada por doce piezas. Cada una de ellas está inspirada en las pinturas de Teresa Valdelomar, en las que aparece un paisaje de la ciudad o la provincia.

En la primera entrega gratuita de ayer (junto con la cartilla para poder obtener los restantes abanicos y una caja para conservarlos), el motivo era la Catedral de Cádiz. La acogida de los lectores de LA VOZ no pudo ser más entusiasta. En muchos puntos de venta, la edición se agotó en apenas una hora. Al final de la mañana, las existencias se habían vendido en su totalidad y todos los ejemplares estaban ya en manos de sus compradores.

Las entregas de los restantes abanicos (once más), se realizarán los martes, jueves y sábados de cada semana. Con sólo presentar los cupones que se publican el día de la entrega y el de la víspera, en la correspondiente la cartilla, podrá adquirir un nuevo ejemplar a un precio simbólico añadido de 0,95 euros. El abanico de mañana martes recrea una de las mayores riquezas paisajísticas de la Bahía de Cádiz: las salinas de San Fernando.