Moviendo el viento
La empresa de este joven gaditano fabrica y vende extractores eólicos ecológicos y ya piensa en ampliar el nuevo filón de la energía verde
Actualizado: GuardarSi el viento fuera petróleo, Cádiz sería Kuwait. No lo es; y Cádiz es lo que es. Lo que no quita que el viento pueda servir para sacar algo más que de quicio a los gaditanos que lo sufren. Los molinos eólicos ya forman parte del paisaje de la provincia y suponen la inmensa mayoría de la energía producida por este sistema en Andalucía. Ahora, las grandes empresas quieren instalarse en el mar. Pero el viento puede dar para mucho sólo con imaginación.
Javier Macías tampoco necesitó tirar mucho de imaginación, sino atreverse a trasladar a la provincia lo que ya había visto como algo muy común en América del Sur. ¿Y en qué consistía su idea? En desarrollar unos extractores de aire completamente ecológicos, fabricados en aluminio, y que no necesitan más que el viento para airear un ambiente cargado en una fábrica, una nave industrial, un taller o hasta un domicilio particular. Nada de electricidad que los impulse; sólo la fuerza aunque sea de una simple brisa.
Una idea muy simple. En teoría. La primera intención de este gaditano de 34 años, que se licenció como ingeniero de Organización Industrial, vivió 11 años en Madrid y otro año y medio en Dublín, fue importar (junto a otros tres socios) los extractores que se hacían al otro lado del Atlántico. «Luego me di cuenta de que salía muy caro y no me garantizaban un mínimo de calidad», recuerda.
Así que optó directamente por la fabricación, cambiando algunos detalles en el modelo original y desarrollando su propia patente. En España no hay otra compañía que monte los extractores. «Hay otra que los trae de Sudamérica, pero ninguna que realice todo el proceso y eso supone que tenga clientes en Vigo, en Madrid, en Sevilla... y en Cádiz, claro», añade desde su oficina-taller-almacén (todo en uno) en el polígono de Las Salinas, en El Puerto.
En apenas cinco años, EccoExtractores ha pasado de la oficina que le concedió el Instituto de Fomento del Ayuntamiento de Cádiz en su vivero de empresas de la Cuesta de las Calesas a una nave de 140 metros cuadrados que se les ha quedado igualmente pequeña. «Necesito unos 300 metros como mínimo para poder dividir convenientemente el almacén del taller», reconoce, señalando con la mano la parte baja de la nave, donde las máquinas de ensamblaje de las láminas de aluminio se mezclan con las cajas de productos ya empaquetados para su distribución.
Medios no le faltan para dar el paso. El problema radica en los daños colaterales ocasionados por la burbuja inmobiliaria: «En pleno desarrollo urbanístico, mucha gente compró suelo industrial, sabiendo que se revalorizaría en un lugar tan estratégico como éste», denuncia Javier. El resultado es que «los precios de las naves están por las nubes y no podemos crecer... pero tenemos que hacerlo», advierte.
La preocupación le lleva a preguntarse dónde están las administraciones a la hora de actuar sobre la especulación «y ayudar a los que realmente queremos seguir generando riqueza. Es una pena que haya tantas naves vacías a la espera de sacar tajada», argumenta, mientras piensa si al final tendrán que trasladarse a otro sitio, «no tan bueno desde el punto de vista de las comunicaciones, pero que sea asumible».
El crecimiento es básico para continuar con cualquier actividad económica. El negocio de los extractores ecológicos (no consumen energía eléctrica, no hacen ruido y pueden funcionar todo el día) va a toda vela: desde 2004 han vendido 5.000 unidades y firman contratos de más de un centenar de ellas con empresas como la constructora Grupo Sando. De forma paralela, Ecco ha puesto en marcha la distribución de otros dos productos: el corcho proyectado (espolvoreado), que soporta mejor las altas temperaturas y aísla por igual que las láminas tradicionales; y los sistemas de iluminación natural a través de lámparas que parecen fluorescentes. ¿El futuro? «Ojalá pudiera dedicarle más tiempo a la I+D, pero los pequeños no damos abasto con todo lo que tenemos que hacer, desde administrativos a comerciales... y luego está el espacio...».
amedina@lavozdigital.es