![](/cadiz/prensa/noticias/200805/04/fotos/085D7CA-TVT-P2_1.jpg)
«El de los infantiles era un mundo feliz»
Como casi todos los niños, Miki Nadal (Zaragoza, 1967) odiaba de crío el Telediario. «Era muy aburrido ver a un señor sentado y, encima, en casa te mandaban estar callado». Por eso nunca entendía como cada vez que cambiaban las parrillas televisivas y desaparecían algunos programa el parte siempre se salvaba de la quema.
Actualizado: GuardarTambién como casi todos los niños que crecieron en los 60 y 70, no pudo escapar de la magia de los héroes de los más pequeños como Pipi Calzaslargas, Marco y Heidi, y tampoco de los programas infantiles como Los Chiripitufláuticos y La casa del reloj. «Estaban bien hechos y te mostraban un mundo feliz, muy happy, con niños cantando», evoca el popular humorista, quien atribuye a aquella «caja mágica» un papel fundamental para el propio desarrollo de la sociedad.
«Estábamos muy encerrados en lo nuestro y la televisión nos abrió las puertas de otras realidades. Ver, por ejemplo, a un niño de color era extraño pero lo veíamos por la tele».
Y, cuando llegó el color, aquello sí que fue la revolución. Se acabó el poner celofán rojo para poder ver la imagen en sepia. «Unos vecinos compraron antes que nosotros tele en color y nos invitaron a ver El hombre y la Tierra. Parecía cine, aquello sí que era dar un paso más allá», recuerda Nadal.
Ya en una época más reciente, por los noventa, el humorista destaca un programa que marcó un antes y un después, Esta noche cruzamos el Missisippi, con Pepe Navarro. «Constituyó un cambio en el modo de hacer televisión y de hacer humor. Te tenía enganchado cada noche», señala. Cuando se le pregunta por las grandes figura de la pequeña pantalla, no lo duda. «Pienso en televisión y veo a Chicho Ibáñez Serrador por todo lo que ha hecho y a José María Íñigo, que sabe mucho del medio».