Las irregularidades empañan la jornada electoral en Guinea Ecuatorial

La jornada de las elecciones legislativas y municipales que se celebran en Guinea Ecuatorial transcurre en calma, pero empañada por el empleo del "voto público" y las mutuas acusaciones entre los partidos del Gobierno y de la oposición. El jefe de la Junta Electoral Nacional y ministro del Interior, Clemente Engonga Ngueme Onguene, ha explicado que todos los partidos están participando a todos los niveles en los comicios para elegir a los cien diputados de la Asamblea unicameral y los 244 concejales de los treinta ayuntamientos del país para los próximos cinco años.

El secretario general del gubernamental Partido Democrático de Guinea Ecuatorial (PDGE), Filiberto Ntutumu, ha situado en un 98% la participación en los comicios. Minutos antes del cierre de los colegios electorales Ntutumu ha anticipado una "victoria aplastante" del PDGE, la formación que fundó en 1986 y de la que es líder el presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang Nguema.

Ntutumu ha explicado que las votaciones se han desarrollado en un ambiente de "absoluta calma, tranquilidad, paz, civismo y normalidad". Asimismo, Ntutumu se ha referido al "pulso político, el compromiso en defender los intereses del pueblo y la aceptación del PDGE por la inmensa mayoría de los electores", por lo que "puedo anticipar que el PDGE va a arrasar" y ha asegurado que "no se han constatado irregularidades" en el proceso electoral.

Una votación bajo la mirada militar

El líder de la opositora Convergencia para la Democracia Social (CPDS), Plácido Micó, ha denunciado que se han producido numerosas "irregularidades" como el ejercicio del "voto público" y actos "intimidatorios" protagonizados por parte del Gobierno, que son "inconcebibles en países verdaderamente democráticos". Según el dirigente opositor, se han dado casos en los que "el padre de familia vota por él y por el resto de los miembros" o en los que el "presidente de una mesa tiene una lista de los votantes y él mismo introduce las papeletas".

En muchos colecios de Malabo, la capital, "han hecho desaparecer las papeletas de CPDS" y en otros, en espacios abiertos, hay militares a "metro y medio de las cabinas" de votación. Entre los incidentes ha destacado las "amenazas e intimidación a apoderados e interventores de la oposición".

También Adolfo Marugán, de la Asociación para la Solidaridad Democrática en Guinea Ecuatorial, en Madrid, ha denunciado el "voto público" en estos comicios. Esa práctica de "exhibir la papeleta se estaba produciendo en la región continental", y "en Guinea hacer exhibición de opositor todo el mundo sabe que trae malas consecuencias".

Todo dentro de la normalidad para el Gobierno

Pese a estas denuncias, el Gobierno ecuatoguineano ha apuntado que el ambiente electoral ha sido de normalidad. Además ha tachado de "insostenibles" las acusaciones de fraude. "Todo se desarrolla en un ambiente de total normalidad y calma, tal y como se desarrolló en la campaña electoral, donde todos los partidos tuvieron la oportunidad de hacer su campaña en el país", ha explicado el portavoz del Gobierno ecuatoguineano, Miguel Oyono.

Los 1.300 colegios electorales repartidos por todo el territorio continental e insular del país han abierto sus puertas a las 08.00 horas y permanecerán así durante diez horas, hasta las 18.00, momento en que comienza a ponerse el sol en Guinea Ecuatorial. Para la población de esa antigua colonia española en el África subsahariana con 616.459 habitantes los de hoy son los cuartos comicios desde la independencia, en 1968.

En estas elecciones, sobre cuyo censo se ha mantenido una completa opacidad, se eligen los cien diputados del parlamento unicameral y 244 concejales de los 30 ayuntamientos ecuatoguineanos para los próximos cinco años. En esta ocasión, el PDGE ha concurrido en coalición con nueve de los doce partidos de oposición. Tan sólo han decidido presentarse en solitario los partidos Convergencia para la Democracia Social (CPDS), de Plácido Micó; Acción Popular (APGE), de Carmelo Mba, y Unión Popular (UP), de Baltasar Abaga.