Cuestión de costes

Rafael Matute ha vivido toda su vida en el distrito de Costa Oeste pero cuando comenzó a buscar una vivienda para irse a vivir con su novia, Ana Duro, esta pareja pudo comprobar que «los precios eran prohibitivos».

«Llevábamos un par de años de alquiler y decidimos que era hora de adquirir un piso de propiedad», explica Ana Duro. En pleno boom del ladrillo, las promociones nuevas rebasaban la cifra de 200.000 euros por un piso de setenta metros cuadrados.

Tras buscar piso durante más de tres meses, esta pareja se dio cuenta que los precios en el centro eran inferiores a los que se ofertaban en el resto de la ciudad.

Hacer reformas

«Finalmente, encontramos un piso de ochenta metros cuadrados en la calle San Bartolomé por menos dinero del que pedían en otros distritos. Por tanto, terminamos comprándolo», explica Rafael Matute.

Tras hacer varias reformas en su interior, este inmueble quedo como si hubieran adquirido una vivienda nueva. Esta pareja reconoce que «vivir en el centro tiene ciertas desventajas a la hora de encontrar aparcamiento o la falta de servicios».

«Sin embargo, yo siempre he pensado que un piso en el casco histórico tiene mucho más encanto que un bloque de apartamentos en la zona de Crevillet», sentencia Ana Duro.

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