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OPTIMISTA. Ken Livingstone, alcalde de Londres, abandona un colegio electoral en la capital. / AFP
MUNDO

Gordon Brown se enfrenta en las municipales a su primera primera prueba de popularidad

La participación ha sido baja por la pérdida de poder de los ayuntamientos

ÍÑIGO GURRUCHAGA
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El primer ministro británico, Gordon Brown, espera el resultado de las elecciones municipales que se celebraron ayer en un tercio del país como una primera prueba de su popularidad y como una marca para intentar recuperar la iniciativa, perdida en los últimos meses. En las elecciones municipales celebradas hace dos años, los laboristas, entonces guiados por Tony Blair, lograron el 26% de los sufragios. Esa baja base de partida puede amortiguar el efecto de los malos resultados que espera el partido de la izquierda británica.

Los conservadores guiados por David Cameron intentan superar la barrera del 40% de los sufragios, de tal modo que puedan presentarse como un partido que alcanza ya el umbral necesario para confirmarles como favoritos para las elecciones generales previstas para dentro de dos años. Y los Liberales Demócratas, dirigidos ahora por el joven Nick Clegg, obtuvieron excelentes resultados hace dos años, pero aspiran a presentarse como un partido de gobierno.

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La elección directa del alcalde de Londres ha acaparado la atención, aunque hay batallas electorales significativas en Liverpool, Newcastle o Reading, que ofrecerán la oportunidad de extraer conclusiones a nivel nacional. «Lo mejor que nos podría ocurrir es que gane Ken Livingstone por poco y así podamos denunciar a los laboristas por corrupción electoral», decía privadamente hace unos días un influyente miembro del partido Conservador. Que un cualificado 'tory' prefiera desgastar a la oposición que tener a su candidato, Boris Johnson, al frente de la capital en el camino hacia unas elecciones generales, muestra la desconfianza hacia un político que es más festejado por sus ocurrencias ante la prensa que por su presunta capacidad gestora.

Livingstone, que incluso abandonó el partido cuando Blair intentó marginarlo y que ha seguido una carrera peculiar e individualista, tampoco despierta grandes simpatías entre los altos cargos del partido -y menos en Brown, que le detesta- por lo que la elección más seguida por la prensa y el público tiene un desarrollo más truculento en la trastienda política. Ayer, observadores de varios partidos decían que la participación en Londres era más alta que en el pasado, pero no parece que rebasará la mitad de los electores.