Un lujo de visita
Cádiz cuenta con los mejores atractivos para enganchar al turista, pero su riqueza contrasta con la falta de planificación Un grupo de cruceristas elogia el patrimonio durante una ruta
Actualizado:La ciudad de Cádiz necesita medidas en favor del turismo de cruceros. Recorrido turístico que para los cruceristas extranjeros se traduce en una caminata histórica. Y no porque el paseo para descubrir la ciudad sea muy largo, porque como bien explica en inglés, Luisa García, de Guías Turísticos de Cádiz y Provincia, «la capital es una ciudad pequeñita que se anda en veinte minutos», sino por el contenido de la visita. Demasiado apretado. Todo gira en torno a la historia de la ciudad, aunque los viajeros norteamericanos y británicos que desembarcaron el martes del Navigator of the Seas en el muelle estuvieron encantados. Falta un programa de actuaciones.
La ciudad cuenta con uno de los mejores ganchos para atraer al turismo. Por un lado, su riqueza cultural con un patrimonio histórico vivo, y por otro, su clima, amén de los ingredientes que puedan aportar su gastronomía y la gente. Sin embargo, algo falla a la hora de la puesta en escena. La falta de unidad de acción entre empresarios y Administración para rentabilizar y asegurar las visitas lleva a realizar actuaciones a salto de mata. Cádiz batió la pasada semana un récord con la llegada de 20 cruceros al Puerto y la visita de 17.000 personas. Buena parte del pasaje no pisó Cádiz y salió para Jerez y Sevilla en rutas organizadas.
LA VOZ ha acompañado ahora a un grupo de cruceristas en una excursión por la ciudad. En poco menos de tres horas se pretende que recogan la esencia de Cádiz a golpe de caminata. A las 13.30 horas, recogida a pie de escalerilla del crucero; a las 13.50 horas, viaje a pie por los tres mil años gaditanos, algo que a ellos les supo a novedad. Lo primero que destacó de estos turistas fueron sus ganas de explorar cuando ya les acosan los achaques de la edad. Con sus más de 65 años de media, allí se presentaron veinte trotamundos a ver por primera vez este «enclave estratégico para los fenicios», explicó la guía.
Mientras Luisa García concentró en 15 minutos el currículum de la ciudad hasta 1812, en la Plaza de España, los turistas miraban de reojo a los niños saltando delante del monumento de La Pepa. Y sonreían. «Perdón, aquí hay un poco de ruido, pero esto también forma parte de nuestro carácter», excusó la guía. A lo que los cruceristas contestaron rápidamente que este jaleo era «estupendo». Hasta ahí todo como la seda, pero llegó el momento de evitar la estrechez de la calle Doctor Zurita, bloqueada por una furgoneta de reparto. Un quiebro de pasos titubeantes y a cruzar por un pasillo entre el andamio de la antigua Plaza del Carbón y el tráfico, junto a Diputación. Ése fue un momento en el que la guía turística contuvo la respiración. Pero los visitantes superaron la prueba y llegaron a San Juan de Dios, sonriendo. «Nos encanta el ambiente tranquilo que se respira aquí», decían.
El pasado noviembre se pusieron los cimientos para la creación de una mesa de trabajo que definiera el modelo turístico que se quiere. Los agentes sociales estuvieron, por una vez, de acuerdo en algo: era necesario abordar la indefinición turística en la que se mueve la ciudad. Algunos comerciantes reconocieron entonces que Cádiz ni siquera tiene buenas señalizaciones que informen a los turistas. En el caso de los cruceros, las deficiencias son más notables si cabe. Falta previsión y organización.
Los cruceristas siguieron la ruta contemplando la fachada del Consistorio, cuya visita al interior estaba programada para las 16.00 horas, justo antes de embarcar, llegó el momento de las primeras preguntas. Nadie reclamó tiendas, como ocurre en otras muchas ocasiones, ni tampoco se interesaron por la oficina de Correos. Este grupo -de un elevado poder adquisitivo- tenía todas sus necesidades cubiertas en el barco y buscaban contenidos históricos. A pesar de todo, la guía comentó que los comercios tienen un horario diferente al resto de Europa y que aquí se respeta la hora de la siesta. A lo que un ciudadano de Texas (EE UU) replicó, «por el calor». Sonrisa general y continuó el paseo. Sí hubo una mujer inglesa que preguntó dónde estaba el teatro romano, «muy interesante». «Detrás de la Catedral, donde iremos justo ahora», contestó García.
Un estudio realizado por la Junta, la Cámara de Comercio, el Ayuntamiento y la Diputación ha revelado que el 91% de los cruceristas que arriban al puerto realiza algún tipo de gasto durante su estancia en la ciudad, que suele ser de una media cercana a las once horas. La media de consumo se sitúa, igualmente, en torno a los 50 euros. Son datos más que suficientes para que los comerciantes aunen fuerzas y tomen cartas en el asunto a la hora de diseñar una actuación comercial capaz de ajustar horarios y servicios
Cuando la ruta llegó al interior de la Catedral «nueva» los paseantes respiraron con alivio. Un asiento donde descansar, mientras les contaban la historia de la construcción del edificio, cómo se financió, cuándo se concluyó la cubierta, los materiales utilizados, todo.
Antes de la visita al Consistorio gaditano una última paradita en el bar Andalucía, en plena Plaza de las Flores, donde el protagonismo se lo llevó el ambiente de relajo y la copita de La Gloria. «Apúnteme en esa servilleta el nombre de este cream, por favor».
Con este público tan entregado, muy mal lo tiene que hacer la ciudad para no explotar todo su potencial. Sólo falta tomar medidas.
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