CARTA. En la caseta del Casino Nacional se ofrece una copita de este vino. / CRISTÓBAL
Jerez

Más de una veintena de casetas ofrecen vino fino La Ina, un clásico jerezano de gran calidad, que se hace imprescindible en esta Feria El fino La Ina, un incondicional del Real

Qué duda cabe que tomarse una copita de vino fino es uno de los privilegios y uno de los mayores placeres que puede ofrecer la Feria. Un trago bien fresquito, ya sea solo o acompañado de Seven-Up, lo que forma el tradicional rebujito, es una bebida refrescante que entra como la seda y contenta al alma más apagada. Marcas hay muchas, pero una de las más típicamente jerezanas, la del fino La Ina, continúa teniendo presencia en el Real, con las típicas medias botellas tan socorridas en estos casos. Su historia más reciente se remonta a principios de este año, cuando la marca pasó de manos de los franceses Pernod Ricard a Osborne, tras el largo periplo emprendido a raíz de la adquisición de Domecq por parte de Beam Global.

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Tantos vaivenes, no obstante, unidos a la competencia feroz de otras marcas, han hecho que La Ina vaya perdiendo algunos adeptos aunque, a día de hoy, aún se puede disfrutar de este vino en el Real. De las 226 casetas que adornan el recinto ferial, más de una veintena son las que ofrecen este fino, como El Ajolí, La Montería o la Hermandad del Rocío.

El Casino Nacional es otro de los que continúa fiel a esta marca, si bien es cierto que su carta de vinos ofrece una amplia gama de posibilidades, en la que se recogen prácticamente todas las firmas. A pesar de que la empresa que regenta el cátering procede de Lebrija, sus trabajadores reconocen que este fino sigue siendo uno de los preferidos en Jerez, no sólo en la Feria sino en eventos importantes como bodas o comuniones. De esta forma, el cliente continúa demandando un vino que parece no envejecer con los años, a pesar de que su presencia en la hostelería se ha visto algo mermada.

El precio de una botella de La Ina ronda los seis euros, igual que el resto de las marcas, algo asequible a los bolsillos de los jerezanos, la mayoría de los cuales reconoce que a la hora de pedir un fino en la Feria, tampoco se paran a exigir una determinada firma. En la caseta del Casino Nacional, por ejemplo, el sevillano Raúl Andrade se encontraba paladeando una copita de la Ina, justo en el momento en que se estaba llevando a cabo este reportaje. El joven reconocía que se trata de «un vino bastante bueno», recalcando que «allí en Sevilla es de los que más se vende, junto con otras marcas de Jerez y Sanlúcar».

Ya en una de las calles del Real, nos topamos con un jerezano, Jorge García, que catavino en mano se declara entusiasta del fino. Aunque fuera de la Feria confiesa que su paladar es más exquisito, reconoce que en esta fiesta «la calidad del vino es secundaria, y lo que importa es que esté fresquito y entre bien, sin que uno se fije en la marca que le ponen delante, y menos aún si se va a mezclar para hacer rebujito». Y es que el márketing, asegura Jorge, es la verdadera clave de la presencia de una u otra firma, por encima de cualquier otra consideración. «Aquí la bodega que más paga es la que tiene mayor presencia en las casetas, pero eso no quiere decir que finos como La Ina, más difíciles de conseguir, sean peores que los otros». La calidad, de hecho, independientemente de su distribución, está asegurada.