POPULAR. Por el corte de San Telmo ha pasado gran parte de los vecinas del barrio.
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El corte de San Telmo, después de treinta años de vida, sigue siendo un referente para las mujeres del afamado barrio de la zona sur

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Aquello que escribió Pemán sobre la «raza vieja que gasta diez duros en vino y almejas vendiendo una cosa que no vale tres» podría valernos para encuadrar este artículo. Ellas lo hacen porque lo valen. Se trata del famoso corte que en San Telmo se mantiene gracias a la labor de las hermanas Dominicas, tan solícitas siempre con los necesitados y los vecinos del barrio de los bloques blancos. No se entiende el barrio sin ellas. Y como el que no quiere la cosa, han pasado nada menos que treinta años y todavía está la hermana pegando puntadas, sacando patrones y enseñando a las chicas a coger una máquina de coser sin romper la aguja.

La hermana María Jesús nos ha abierto las puertas del corte y todo tiene un claro sabor a preparativos de feria. «Es lógico, esto va por temporadas. En Semana Santa túnicas de nazareno, en Navidades modelos de baile y en Feria trajes de flamenca», comenta la hermana, que no deja de mirar cómo llevan el «tajo» las chicas .

Los diez duros de Pemán, más o menos, es lo que se gastan en el corte de San Telmo para confeccionar un traje de faralaes, para lucirse guapa en la Feria. «Es lo que más me gratifica, que con poco dinero y un poco de creatividad es posible hacer algo elegante. Aquí se enseña a no tirar nada porque cualquier retal puede servir para hacer cualquier cosa. Reciclar, que es como se dice ahora», subraya la hermana María Jesús.

Inma ha conseguido vestir a sus dos sobrinas con un retal que ha costado once euros. Una señora comenta que ha sacado su traje de unas cortinas que había en casa El caso es que por veinte euros es posible la transformación.

Afortunadamente, nadie lleva las etiquetas colgadas en los escotes -aunque preferible será no dar ideas-. Todo el mundo tiene sus posibilidades, el caso es saber aprovecharlas. En definitiva, guapísimas todas ellas. Ahora sólo falta que aflore el vino y las almejas. Con imaginación, ganas y, sobre todo, con el asesoramiento de las hermanas Dominicas, lucirse en la Feria es posible.