Los Wachowski pisan el acelerador
Los creadores de 'Matrix' regresan con 'Speed Racer', una colorista cinta automovilística basada en el cómic japonés
Actualizado:Si con Matrix los hermanos Wachowski redefinieron el género del cine de acción por su particular manera de contar una historia gracias a efectos especiales nunca vistos, ahora regresan con Speed Racer, una versión de un cómic japonés sobre el mundo de las carreras de coches, que se convirtió en un clásico del siglo XX. «Con Matrix se vieron cosas que uno no podía imaginar que pasasen en una película; ahora, sus creadores quieren cambiar de nuevo el modo de ver cine», comentó ayer en Londres su productor, Joel Silver. A España llega el 9 de mayo.
El responsable de que Speed Racer pase ahora a la gran pantalla es el japonés Tastuo Yoshida, que creó el cómic conocido en el mundo anglosajón como Pilot Ace. En 1967 circuló por televisión en forma de una serie de dibujos animados japoneses bajo el nombre de Mach Go Go Go y entre nosotros conocida como Meteoro.
Fue entonces cuando Larry y Andy Wachowski se enamoraron de la serie. Tanto, que llevan veinte años queriéndola llevar al cine. Pero, según Silver, «no podía existir hasta ahora, porque sólo la tecnología actual permite combinar imágenes generadas por ordenador con acción en tiempo real». Si Matrix destacaba por su oscuridad, Speed Racer llama la atención por su colorido. Hasta se ha usado una técnica para alterar los colores y hacerlos más potentes.
Pero, más allá de lo visual, la película cuenta una historia de buenos muy buenos y malos muy malos. Se centra en el personaje de Speed, protagonizado por Emile Hirsch (Hacia rutas salvajes), y su lucha para convertirse en el mejor conductor de coches de carreras. Su familia, los Racer, constituye uno de los últimos equipos independientes. Pero el sueño parece imposible de alcanzar sin venderse a los patrocinadores. Speed acaba embarcado en una doble misión: hacer justicia a la figura de su hermano, muerto en una carrera, y destapar la corrupción que corroe el mundo del automovilismo.
Con esta familia entrañable, encabezada por John Goodman y Susan Sarandon, los Wachowski quieren llegar a una audiencia más amplia, familiar. Aunque se ha rodado para todos los públicos -se evitan las palabrotas y hay poca sangre-, no está exenta de violencia. Eso sí: hay final feliz, posibilidad de soltar alguna que otra lágrima, y moraleja: uno puede lograr su sueño si permanece fiel a sí mismo y se apoya en los seres queridos.
Imágenes 'pop-timistas'
La familia la completa un dúo peculiar: el hermano pequeño de Speed, Spritle, y su chimpancé, Chim-Chim, quienes se encargan de poner los toques de humor. A pesar de que la mascota era uno de los pocos chimpancés entrenados en todo el mundo, creó más de un reto al equipo, como cuando, en el rodaje de la escena en la que los Racer están desayunando en la cocina, Chim-Chim, agarró de repente uno de los pechos de Christina Ricci; para deshacerse del mono, la actriz, que saltó a la fama con La familia Adams, tuvo que pedir ayuda a sus compañeros. «Se convirtió en la primera broma del rodaje», recordó ayer la joven.
Los Wachowski idean una nueva estética: los colores, llevados más allá de sus límites, han generado imágenes que denominan pop-timistas, mientras que la vestimenta de la familia Racer tiene sus raíces en los años 60 y les da una imagen retrofuturista. Pero los escenarios no son reales; los actores se vieron obligados a rodar con un croma de fondo, teniendo que imaginar el decorado. «Al principio no entendía lo que querían los directores; así que decidí rendirme, ponerme en sus manos, dejarme guiar. Su visión es extraordinaria», afirma Ricci.
Speed Racer contiene varias carreras, todas ellas muy diferentes, con circuitos y fondos construidos digitalmente, que trasladan al espectador a ciudades exóticas, desiertos y carreteras heladas de montaña en localizaciones como Italia, Marruecos, Austria, Turquía o el Valle de la Muerte, en California, en las que sería imposible rodar.
Se crearon más de un centenar de diseños de coches, a cual más salvaje. Además, a los autos les añadieron todo tipo de artilugios para poder hacer trampa en las carreras y permitir que realicen acrobacias por tierra y aire; una combinación de artes marciales y Fórmula 1, que los directores bautizan Car-Fu.