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El mal despertar de un sueño

El sorteo de las plazas vacantes en los colegios ha obligado a los padres a pensar en otra opción para escolarización de sus hijos

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Los motivos eran diferentes: por proximidad al domicilio familiar; por la cercanía del centro de trabajo; por tradición; por la educación religiosa; por las instalaciones deportivas; por el aula matinal o por el comedor. Todos los padres de niños que el próximo curso escolar cumplirán 3 años tenían la obligación de escolarizarlos. Y todos tenían el deseo de que sus pequeños se formasen en el que ellos deseaban. Algunos lo han conseguido.

Los puntos que se conceden para baremar las solicitudes de acceso han sido suficientes para que el niño o la niña se convierta, a partir de septiembre de 2008, en alumno de San Felipe Neri, Las Esclavas, Las Carmelitas, Carola Ribed, Cortes de Cádiz o Salesianos. Otros, sin embargo, tuvieron que participar en un sorteo donde un número, y el orden -ascendente o descendente- marcó la suerte para poder matricular al pequeño en el centro.

Y tras la tómbola, donde los padres pudieron hacer cábalas si sus hijos podían entrar o no en el colegio, ayer constataron sus peores temores. El niño no puede acceder porque no hay plazas suficientes para todos los que la han solicitado. Cristina Carrasco, madre un niño que optaba a entrar en San Felipe Neri, miraba ayer por la mañana con resignación las listas acompañada por su madre. «Quería que entrase en San Felipe. Su padre y yo estudiamos aquí. Vivimos cerca y mi trabajo está a unos metros del centro. Además, la formación era católica. Sin embargo, ahora tendremos que buscar otra opción, aunque impugnaré el sorteo».

Más decepciones

María del Carmen Pérez sufre una situación similar a la de Cristina. Carmen fue alumna de Las Carmelitas y quería que su hijo Paco también acudiese a este centro de Intramuros. «Yo tenía los puntos por domicilio familiar, porque vivo enfrente del colegio, pero no los podía sumar con otros conceptos, como por hermano en el centro o ser familia monoparental».

La Delegación provincial de Educación le ofrece a María del Carmen matricular a Paco en el colegio público José Celestino Mutis, donde sólo se han escolarizado nueve niños en Infantil, «pero no quiero. Quiero que mi hijo esté en Las Carmelitas, por tradición y por la formación católica. Es mi opción».

A Mar, sin embargo, el sorteo le ha traído la suerte, «ha sido mejor que si me hubiera tocado el Gordo de Navidad». Pero esta madre recordó que «el curso que viene viviremos una situación similar cuando echemos la solicitud para Primaria. Entonces, volveremos a sumar puntos y a hacer largas listas de candidatos. Lo positivo que, en principio, en San Felipe Neri, hay unidades suficientes para los niños».

mhuguet@lavozdigital.es