LA VOZ DEL CIUDADANO

Japón y Jerez, afinidad mutua

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Le gusta el mundo del rastro, es un poco hippie e intenta en todo momento acercar dos culturas tan distantes en la geografía como son la japonesa y la jerezana, tierras con tanta atracción la una de la otra. «Llegué hace once años –aclara–, buscando perfeccionamiento en el baile flamenco. Ahora soy la que más tiempo lleva en Jerez de todas las japonesas que viven aquí». Podríamos decir que Takako es la decana de las chicas orientales atraídas por el mundo del baile y el cante. Es, por tanto, una gran conocedora de Jerez, de las esencias y de sus misterios.

Prosigue con su narración y señala que «como me encanta el mundo del rastro, comencé a probar suerte vendiendo pequeñas cosas orientales de mi país. Ahora, ya soy fija en el Rastro de la Alameda». Su puesto es itinerante, no tiene lugar fijo, aunque sí es cierto que es uno de los más visitados por los jerezanos que acuden los domingos a la Alameda Vieja. Un paypay, algo de papel de arroz para decorar, kimonos o cerámica japonesa son algunos de sus artículos. «La cerámica es muy importante en Japón», subraya. Y además, incienso del país del sol naciente que según asegura Takako, «huele a madera de árboles de Japón».

Polifacética

Bailaora, cocinera –dice que prepara un sushi muy bueno– y puente de culturas, Takako Mogi sigue cada domingo demostrando los secretos de un país tan sugerente como es Japón, movido, como nosotros, por una especial pasión por los sonidos negros del cante jondo y todo lo que rodea a este singular arte.

En definitiva esta simpática japonesa intenta con su labor «acercar un poco ambas culturas. Me gusta Jerez porque todavía conserva algo de sus esencias. Siempre existe lugar donde es posible disfrutar de lo auténtico del flamenco. Creo que el intercambio cultural siempre es positivo y bueno para todos. Yo me enriquezco con las tradiciones flamencas de esta ciudad y los jerezanos tienen una puerta abierta a un país tan interesante como es Japón», concluye.