Un brindis por el medio siglo de Al Relente
Actualizado: GuardarCasetas hay muchas en el recinto ferial de Jerez, pero seguro que pocas con la solera y la veteranía de Al Relente. Fundada en 1958, ayer sus socios tuvieron la oportunidad de celebrar su 50 aniversario con un emotivo acto en el que se unieron los más jóvenes con los de mayor antigüedad, e incluso con ex socios que han dejado su huella de una forma u otra en la historia de la caseta.
Ayer fueron éstos los protagonistas absolutos, ya que se les brindó un emotivo homenaje por haber sido los pioneros y haber sacado adelante a una de las casetas más emblemáticas, que nació con apenas diez socios y que ya ha alcanzado la cifra de 60.
El presidente de González Byass, Mauricio González-Gordon, fue otro de los homenajeados en señal de agradecimiento a la aportación de la bodega, gracias a la que «llevamos 50 años bebiendo Tío Pepe». Así lo comentó el presidente de Al Relente, Gabriel Mateos, que se mostró exultante por la onomástica, recordando el origen de la caseta y cómo fueron sus inicios. «Esto empezó con diez amigos de diferentes profesiones a los que les gustaba la Feria y se juntaban para tomar unas copitas. Es una costumbre que ha pasado de padres a hijos, y a las nuevas generaciones también nos gusta vernos aquí».
Desde entonces, han sido muchos los ratos buenos y bien pocos los malos, aunque hace dos años los socios reconocen que pasaron la peor de las ferias vividas hasta el momento. Gabriel recuerda aquella edición con espanto, en la que la reubicación impuesta por el Ayuntamiento provocó el traslado de Al Relente a un emplazamiento completamente contrario al deseo de los socios. «Ese año nos mandaron cerca de las vías del tren, al lado de la caseta de la Juventud, y la verdad es que lo vivimos muy mal, fue un absoluto infierno. Aquello era una panda de vándalos, y teníamos que cerrar a las doce de la noche por el jaleo que había. Pero bueno, eso ya pasó».
Lo importante es quedarse con los buenos momentos de los que disfrutan en su ubicación de hace 30 años, cerca de los jardines de El Bosque. Antes de esto, también estuvieron durante un tiempo instalados en el paseo de las Palmeras, donde la caseta no sólo ha vivido la fiesta de mayo, sino también la que se celebraba en el mes de septiembre por los 70. Ahora pasan su particular Feria con total intensidad, deseando con especial ilusión que llegue el martes, cuando organizan la comida para socios en la que tienen oportunidad de departir prácticamente el cien por cien de los mismos. Entonces se comparten las vivencias actuales con los recuerdos de otras ferias, y las risas y el buen vino se convierten en los protagonistas absolutos de la jornada.
Además de los martes, el lunes constituye otro de los días importantes para los asiduos Al Relente, especialmente los que tienen aún niños pequeños y aprovechan ese día para disfrutar de los cacharritos, coincidiendo con los descuentos que en éstos se ofrecen. La caseta da una oportunidad de respiro a los padres, que antes o después de las atracciones pueden pasarse por allí para que sus hijos jueguen con un grupo de payasos, que realizan un espectáculo infantil a partir de las 18.00 horas.
El resto de los días lo que más apetece es divertirse sin más, y dejarse llevar aprovechando una Feria llena de oportunidades. Y es que el presidente de esta caseta reconoce que, en los últimos años, la fiesta ha mejorado muchísimo. «Es verdad que son muchas las exigencias del Ayuntamiento, pero al final es bien para todos, porque hay higiene en la cocina, en los platos, y el alumbrado exterior, por ejemplo, ha ganado muchísimo». Hoy en día, cuenta con unos atractivos indiscutibles para cualquier visitante, entre los que Gabriel destaca el hecho de que no exista la privacidad de las casetas, con lo que «está abierta a todos, y todo el mundo que viene de fuera se siente a gusto».
Un caldo y el ‘relentito’
Dentro del Real, además, existe una amplia variedad de casetas, cada una con su particular idiosincrasia. En el caso de Al Relente, su presidente destaca la buena cocina llevada a cabo por Luma, una empresa que ha cogido el mando de los fogones de esta caseta por primera vez, pero cuya calidad y profesionalidad a lo largo de los años resultan del todo indiscutibles. El siempre reconfortante caldo en estos casos es uno de sus platos fuertes, además del conocido como relentito, el típico serranito que sienta tan bien en cualquier momento del día. Tampoco hay que olvidar los guisos, que se van alternando a lo largo de la semana, y entre los que resaltan la tradicional berza o el más que sabroso arroz.
Un servicio completo del que podrán disfrutar no sólo socios, sino también todo el feriante que se pase por el Real durante estos días. Como subraya Gabriel, lo fundamental es contar con un buen y cálido ambiente, algo que los socios llevan fomentando desde hace años, de generación en generación, con el objetivo de «echar un buen rato, y que todos nos sintamos cómodos». Esperemos que puedan cumplir este deseo, al menos durante 50 años más.