Cultura

Jorge Reverte baja al pozo de la huelga de la minería asturiana en 'La furia y el silencio'

El escritor recrea los acontecimientos de abril y mayo de 1962 en una obra que rescata el compañerismo de esos trabajadores

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«Santa Bárbara bendita / trailaralará trailará / Traigo la camisa roxa / trailaralará trailará / traigo la camisa roxa / trailaralará trailará de sangre d'un compañeru, mira?». Los versos de esta canción no podían resonar, so pena de cárcel y palizas, en las cuencas asturianas en la primavera de 1962. Pero sí resonó en los corazones de los mineros y sus esposas que en abril y mayo de ese año llevaron adelante contra viento y marea (detenciones, torturas, deportaciones) una de las huelgas más enconadas a las que se tuvo que enfrentar el franquismo.

Sin dinamita pero con convencimiento y una solidaridad de altísimo compromiso ético, el movimiento de demandas salariales y laborales comenzado el 6 de abril de 1962 por siete picadores del pozo Nicolasa se convirtió en un movimiento huelguístico en toda la minería asturiana, que puso en jaque al sindicato vertical, a los sociales de la Policía, a la Guardia Civil y hasta revolvió el escritorio del ministro de Trabajo, José Solís.

Jorge Martínez Reverte ha bajado a esas minas (La furia y el silencio; Ed. Espasa), ha bajado al reino del grisú y la silicosis, pero también al mundo del compañerismo de esos seres casi mitológicos para muchos. «Yo también tenía esa idea de que eran la punta de lanza del movimiento obrero, por su valor y por su empuje, y creo que eso fue lo que me lleva a escribir este libro y a ver cómo fue de verdad la huelga. Una huelga pacífica, sin dinamita, pero llevada adelante por una gente que se opuso rotundamente al franquismo y su brutalidad».

Todo empezó con unas reivindicaciones salariales pero el conflicto sacó a flote, incluso fuera de la mina, otras virtudes. «El compromiso ético y la solidaridad entre los mineros fue muy hermoso y es una cultura que aún permanece en las cuencas, la del sentimiento de reconocerse en el colectivo».

Descubrimiento político

Caminan, luchan y trabajan en el libro de Reverte comunistas, socialistas, la Pirenaica, las mujeres, algunos curas y en lo que para Jorge M. Reverte es «el gran descubrimiento político del libro» numerosos cristianos de base unidos en torno a la JOC (Juventud Obrera Católica) que habían sido creadas para impedir el virus comunista entre los trabajadores y acabaron por encabezar la huelga.