«La teoría de que el público es tonto y consume tonterías es de idiotas»
Triunfa en la pequeña pantalla con 'Aída' y en el cine con su ópera prima, 'Fuera de carta'
Actualizado:A Nacho García Velilla le gustan los lunes, cuando se levanta con las potentes audiencias de la quinta temporada de Aída. Y desde hace algo más de una semana, con los buenos resultados del que ha sido su bautismo como cineasta, Fuera de carta. El productor ejecutivo de la histórica sit-com 7 vidas y creador de la todopoderosa Aída vive una doble celebración porque la historia entre fogones protagonizada por Javier Cámara, Lola Dueñas y Fernando Tejero ha superado los dos millones de euros recaudados y ha sido vista por 350.000 personas.
-¿Menudo debut!
-El boca a boca ha funcionado. En el Festival de Málaga -se llevó el premio del Público y el de mejor actor para Cámara- el recibimiento fue bestial. Había momentos en que no podías escuchar los textos por las carcajadas. Esa teoría de que el público es tonto y consumo tonterías es de idiotas. El espectador es inteligente y hay que darle lo que pide: historias que cuenten cosas y emocionen. Y los que hacen filmes que sólo les concierne a ellos y a sus pajas mentales, pues que escriban relatos breves.
-Ahora ha dado el salto al cine...
-...No, no, lo que hemos hecho ha sido contar una historia en otro formato. Los dos medios son muy bonitos y divertidos. Estoy orgullosísimo de mi trabajo en televisión, donde se está haciendo mejor ficción que en el cine. ¿Qué es mejor, una película o Los Soprano? ¿Quién es el hermano menor? Creo que Perdidos va más allá que muchos filmes americanos. Aquí, esto es noticia, pero en EE UU este intercambio es normal, profesionales que trabajan en los dos medios y nadie se pregunta cuál es mejor.
-Muchos le recuerdan por 7 vidas. Fueron más de 200 capítulos.
-Éramos una pandilla de inconscientes. Unos locos e ignorantes que amábamos lo que hacíamos pero no sabíamos cómo hacerlo.
-Con Aída han subido el escalafón.
-Tenemos el mismo amor, seguimos siendo unos locos, pero con un poco más de experiencia.
-Lo de Aída con el público es increíble. Cinco ciclos en emisión y, por tercera vez, han superado las barrera de los seis millones de adeptos.
-Hemos logrado unas partituras musicales con ritmo. Hay buenos diálogos y buenos mensajeros porque hay que ver cómo dicen los textos los actores, nada que ver cuando los digo yo; es un mérito suyo.
Un punto de ternura
-Gominolas, la comedia que creó para Cuatro, fue un fracaso.
-Pero a una minoría le encantó. Tenía un lenguaje muy osado, nos pasamos siete pueblos.
-Aída no es precisamente suave.
-Es verdad que sus protagonistas dicen burradas, pero son inofensivos, no hacen daño a nadie. Hay un empatía porque todos tienen un punto de ternura que hace que les tengas cariño. Pienso que es tan potente porque aquí no tenemos ningún personaje de relleno, todos tienen su importancia.
-Cuando ponen en papel lo que, por ejemplo, suelta por la boca Mauricio -Mariano Peña- ¿no se le han subido nunca los colores?
-Si vas a un bar a la hora del aperitivo y escuchas las conversaciones, te escandalizarías. Nuestras fuentes son los bares, la calle, el AVE... Del día a día, de lo más básico, salen ideas estupendas. En el caso de Mauricio, lo fácil hubiera sido poner a un tipo agresivo diciendo esas burradas, pero él es un pobre desgraciado, un ser débil sin pareja que vive con su madre.
-Aída se toma un descanso en junio.
-Ya estamos con las nuevas tramas. Vamos a hacer hincapié en la historia de Paz y Luisma, y puede que en la próxima temporada pongamos cara a Soraya, la hija mayor de Aída de la que se habla en la serie pero que todavía no ha aparecido.