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Debate acalorado

El programa Mejor lo hablamos nunca te deja indiferente. Bien preparado por sus responsables, las opiniones vertidas por su escogido elenco de tertulianos siempre aportan algo. Difícilmente alguien no se sentirá identificado con alguno de los invitados, porque suelen estar repartidos adrede para que se produzca debate. Unas veces el enfrentamiento es más acalorado que otras.

JUAN ANTONIO MORGADO
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Por ejemplo, la semana pasada el asunto del Viagra provocó escasas divergencias entre los asistentes, sobre todo porque todos aportaron ideas interesantes sobre un problema de la sociedad actual en el décimo aniversario de su aparición. Sin embargo, esta semana el programa Mejor lo hablamos resultó más movidito. Bajo el título genérico de Canon digital: ¿La solución?, pronto quedaron claras las posturas encontradas de uno y otro bando. Para el espacio eso es muy bueno, porque su finalidad es que haya controversia, pero el telespectador sale perjudicado, ya que cuando todos quieren hablar a la vez los que estamos frente a la pantalla no solemos enterarnos de nada.

El debate resultó muy interesante, ya que hubo opiniones para todos los gustos. Desde la postura recalcitrante del compositor Antonio Martínez Ares -peleado con el mundo y cerrado a cualquiera que no opinara como él- hasta la sagacidad de Javier Capitán («Internet es un peligro para la industria, no para el autor», dijo), el espacio fue denso. El abogado David Bravo llegó a calificar de timo el canon digital y recalcó que quien descarga música «no es un ladrón». Por su parte, el ex ministro Manuel Pimentel, presidente de la editora Almuzara, dijo que la piratería «es un robo».

Ni los ciudadanos entrevistados ni los expertos asistentes al programa se pusieron de acuerdo sobre si una disminución de los precios de los CD y DVD provocaría un descenso de las descargas ilegales. El Koala, que fue reclamado también para la ocasión, reconoció que si no hubiera sido por Internet nadie lo hubiera descubierto. «Internet me ayudó mucho porque lo tenía difícil para llegar a las discográficas», explicó el cantante malagueño. La abogada de la Asociación de Internautas Ofelia Tejerina manifestó que está más castigado repartir un CD de los Lunnis a la puerta de un colegio (dos años de cárcel) que uno de pornografía (un año). Mejor lo hablamos no tiene desperdicio, pero sus responsables harían bien en ponerlo más temprano o acortar su duración, ya que terminó a la una de la madrugada, una hora prohibitiva para el trabajador medio.