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La dirección de la banda tenía las llaves de la casa del socialista Ares
La cúpula etarra amenazó al secretario de Organización del PSE en el comunicado en el que reivindicó el atentado a la casa del pueblo de Balmaseda
Actualizado: GuardarEn la guarida de Susper en Mont de Marsan aparecieron llaves que no pertenecían a la vivienda ubicada en el número 54 de la calle Sarraute de la ciudad landesa, en la que fue detenido el ex dirigente de ETA. Guardadas en el interior de cuatro sobres, correspondían a inmuebles o automóviles propiedad de responsables del Partido Popular y del PSE-EE. Es el caso, como transcendió en su día, del concejal del PP en el Ayuntamiento de Bilbao Carlos García, del que se encontró la llave del portal de su casa junto a información detallada sobre sus actividades y desplazamientos.
En otro sobre se descubrieron dos llaveros acompañadas de un trozo de papel en el que estaba escrito el nombre de Rodolfo Ares, secretario de Organización y número dos de los socialistas vascos. En la nota adjunta se mencionaba la dirección personal del dirigente del PSE, el emplazamiento del aparcamiento de su vehículo y la matrícula del coche. También se especificaba que las tres llaves hechas llegar a la cúpula militar abrían las cerraduras del piso, del garaje y de una puerta intermedia entre ambos lugares.
Se da la circunstancia de que ETA citó expresamente al responsable socialista en el comunicado de principios de año en el que asumió el atentado de Nochebuena contra la sede del PSE en la localidad vizcaína de Balmaseda. Valoraba que la situación de «estado de excepción, las amenazas de Rubalcaba -el ministro de Interior- o los avisos de Ares han colmado la paciencia de la ciudadanía».
Rodolfo Ares participó junto a Patxi López, secretario general del PSE, en la reunión celebrada el 6 de julio de 2006 en el Hotel Amara Plaza de San Sebastián con los dirigentes de Batasuna Arnaldo Otegi, Rufi Etxeberria y Olatz Dañobeitia, con el objetivo de encarrilar el proceso de paz, que ya entonces se encontraba al borde del fracaso. También intervino en las conversaciones a tres bandas mantenidas el otoño de aquel año en el santuario de Loyola con el PNV y la izquierda abertzale en busca de un acuerdo político que posibilitara el final de la violencia.
El también portavoz de los socialistas en Euskadi es, además, miembro de la ejecutiva federal del PSOE. Su peso en el partido se ha visto reforzado en los últimos años. Mantiene una estrecha relación con Pérez Rubalcaba, el hombre a quien el presidente José Luis Rodríguez Zapatero confió la coordinación de la estrategia en la negociación con la banda terrorista ETA y que dirige la lucha anterrorista.
En el caso de Carlos García, la operación de Mont de Marsan permitió descubrir que la organización armada planeaba atentar contra él de modo inminente en 2003, tras acumular abundante información sobre sus movimientos. Los etarras sabían de su actividad en el Ayuntamiento de Bilbao, la Universidad -donde cursaba Derecho- e incluso le habían vigilado mientras jugaba al fútbol. Disponían de la llave de su portal.
Y no era la primera vez. Parte de la información hallada en poder de Susper procedía de un dossier que el comando Vizcaya había elaborado años antes para asesinar al concejal bilbaíno. La captura de esta célula por parte de las fuerzas de seguridad en 2000 evitó el atentado. La respuesta del edil del PP tras el hallazgo en Francia fue inmediata: «No pienso marcharme de Bilbao, no pienso dejar mi puesto mientras los ciudadanos de Bilbao con sus votos y su apoyo así lo manifiesten. ETA no nos va a echar de Euskadi».