Elías Díaz Filósofo: «Pobres de nosotros si no hay ideas»
Nunca ha sido un intelectual mediático, pero no por eso su nombre ha dejado de estar rodeado de respeto y prestigio. Su trabajo como filósofo del Derecho, teórico de la política e historiador del pensamiento español le sitúa como una figura indispensable de la cultura contemporánea. Padre del concepto de "Estado social y democrático de Derecho", el miércoles vino a dar una conferencia y asistir a la presentación de un libro en su honor.
Actualizado: Guardar-Quería proponerle una lectura de la actualidad española, que se presenta apasionante. ¿Estamos en un momento de clara evolución, y hasta de ebullición, de las ideas políticas, de las ideologías, frente a quienes pensaban que lo único importante era programa-programa-programa?
-Las ideas siempre están presentes, pobres de nosotros si no las hay. Se dijo que se habían acabado las ideologías, pero esa actitud tecnocrática, como se llamó entonces, era una ideología más. Ahora se dice que no existen grandes concepciones, pero creo que no es cierto. Ante problemas como el racismo, la discriminación de la mujer, el pacifismo, el ecologismo, hay ideas. De ahí el papel de los intelectuales, que es fundamental. No han muerto, ni están en silencio. En cuanto uno busca un poco encuentra libros, actitudes, personas que trabajan en dar soluciones, otra cosa es que luego los políticos las lleven a la práctica o no.
-De hecho, en los partidos políticos españoles hoy hay un movimiento ideológico importante. Comencemos por el PSOE ¿Cómo ve la evolución con Zapatero? ¿Cree que aportará algo sustancial a la historia de las ideas socialistas?
-En las elecciones anteriores habló más de republicanismo. Ahora ya lo ha dejado, quizá para evitar la confusión de gente interesada en decir que hablaba de la república, cuando el republicanismo son las ideas democráticas. Ahora hay un problema nuevo, la crisis económica, y debe plantearse de cómo salir de ella. Yo creo que los problemas sociales, la seguridad social, las pensiones, el trabajo, es una preocupación importante del gobierno y que, pese a la crisis, se va a atender de una manera muy prioritaria.
-Dentro de la evolución del socialismo español, que usted conoce de cerca, desde incluso antes de Suresnes, ¿qué importancia le da a esta etapa?
-Si se pidiera una conceptualización, creo que la pasada legislatura, como era de bonanza económica, ha sido de progreso de la sociedad civil, con avances en derechos cívicos, en temas como la homosexualidad, los derechos de las mujeres Han sido cuatro años donde la prioridad ha estado en los derechos cívicos de sectores marginados o poco considerados.
-Más efervescencia se vive en la derecha española, sobre todo después de la última legislatura y la derrota electoral. ¿Qué camino puede recorrer?
-Cuando se pierden las elecciones se reproducen los conflictos internos. Creo que hay un enfrentamiento entre un sector más centrista, con más atención a las cuestiones sociales, que representa Rajoy, y una actitud, la de Esperanza Aguirre, neoconservadora, que ella llama liberalismo. En los partidos siempre hay dos almas, más a la derecha o más a la izquierda. Haber perdido las elecciones crea esa tensión. Es posible que el congreso la resuelva y salga un partido más coherentemente centrista, aunque siempre predominará una línea conservadora.
-Y se refunda Izquierda Unida ¿Qué viabilidad ideológica tiene hoy el comunismo?
-Yo creo que esa refundación comunista no la tiene. Con ese nombre precisamente en Italia acaban de perder la presencia en el Parlamento. Eso es una cuestión del pasado, lo cual no quiere decir que no haya la posibilidad de un hueco, e importante, a la izquierda del Partido Socialista. Pero no se puede hacer desde la perspectiva de un partido comunista, la gente lo ve como una cosa superada. Sí una nueva izquierda unida, con otros ingredientes, claramente democrática, más coherente. Y si en el País Vasco Llamazares, que es una persona con la cabeza en su sitio, no puede hacer frente a que un concejal se ponga a dudar sobre la condena de la violencia, en Arrasate, creo que la desmantela completamente. El Partido Comunista hizo, y no poco, en la lucha contra el fascismo, pero desde la caída del muro y la Unión Soviética ha perdido toda posibilidad.
-¿Llegaremos a una situación a la americana, con dos grandes partidos de discursos parecidos?
-No. Yo creo que a la izquierda del Partido Socialista hay espacio. Y tenemos en España el problema del Estado de las autonomías, que es casi un federalismo, y ahí existen partidos importantes que van a estar siempre presentes.
-¿Y esa realidad federal, qué riesgos corre?
-La España de las autonomías tiene que hacer esfuerzos por ser menos competitiva y más cooperativa, sin dejar de ser federal. Recuperar esa dimensión frente al riesgo de centrifuguismo.
-La izquierda había abandonado el concepto de España. Pero en esta última legislatura Zapatero ha hecho visible su deseo de recuperarlo, empezando por la propia palabra ¿no?
-Fue un error de una cierta izquierda Quien lo haya hecho tiene que asumir la crítica. Fue inadmisible y hay que recuperar la palabra y el concepto, la España plural. NO hay que renunciar a ella de ninguna manera, aunque haya quien pueda no sentirse español y quiera la independencia, siempre que lo haga sin matar. Un partido independentista cabe en la Constitución, como uno republicano, pero siempre respetando a los demás. Lo que pasa es que ha habido tantos años de nacionalismo español a ultranza, de un concepto de España reducido a catolicismo y tradición, que era en verdad la anti-España Ya hemos pasado el sarampión de «esa España no» y creo que el Partido Socialista Obrero Español, español, vertebra toda la geografía española y debe recuperar sin ningún tipo de problemas esta realidad plural y federal de España.
-¿Es posible, hoy por hoy, recuperar la ilusión, la participación, el prestigio de la política?
-Pasado estos 30 años, la gente puede tener la tendencia a creer que las cosas se mantienen por sí mismas, que nunca pasa nada, que todo va a ir siempre muy bien. Pero la democracia requiere participación y preocupación de los ciudadanos, incluso educación, educación para la ciudadanía o lo que sea. La gente tiene que ser consciente de que la democracia es cosa de todos y si queremos que se fortalezca hay que participar en ella, a pesar de desilusiones, desengaños o insuficiencias. Pasa en la vida personal, no todo sale como uno quiere. No podemos desentendernos, hay que participar, ser exigentes, controlar las zonas que no funcionan suficientemente bien.
-Pero a veces parece que la política se labra su propio descrédito
-Lo que más se ve es a los políticos que lo hacen mal. Esa crítica a la política es a la corrupción, y eso hay que combatirlo, pero no con rumores, sino con el Estado de Derecho, y es fundamental hacerlo para que la gente crea en la democracia. La desilusión es una actitud un poco infantil, de poca madurez. La democracia no es cosa sólo de los políticos.
-¿Cree necesario acometer reformas en la democracia española actual? ¿cuáles?
-Sí, el sistema electoral. Aunque no hay soluciones mágicas y el sistema d'Hont que tenemos ya lo siguen en otros países y funciona. Cabe establecer reformas y mejorarlo, sí.
-¿Las listas abiertas?
-Suena muy bonito, pero es una cuestión elitista. Si las listas no fueran de partido, sino abiertas, se produciría una ingobernabilidad o sólo optaría la gente con más medios económicos, capaces de sostener una campaña. Los partidos deben de ser instancias donde se fomente la democracia y se den opciones a representar a la sociedad a gente que no podría hacerlo por sí misma. Lo que sí puede ser, y se confunde, son las listas no bloqueadas, es decir votar dentro de una misma lista antes al puesto 25 que al 10. Eso variaría algo, pero no nos engañemos, si la gente ya confía en una plataforma, PP, PSOE, IU, tiende a votar también a sus líderes. Lo que hay es que controlar mucho que los políticos actúen correctamente desde el punto de vista legal, ético, social. Pero siempre sale más lo negativo. La mayor parte de los políticos no son corruptos, no se enriquecen, trabajan seriamente. Pero eso no es noticia. Y en la democracia los defectos se ven, no se tapan. Los ciudadanos deben tener madurez para saber que eso existe y luchar, no desentenderse.
-¿Cómo cree que ha evolucionado el concepto de Estado social y democrático de Derecho a estas alturas del siglo XXI?
-Creo que tenemos en España un buen nivel, aunque con la crisis existe el riesgo de que algunos progresos puedan evolucionar más lentamente, pero parece que serán dos años los que va a haber de estas dificultades. Existe un buen nivel de seguridad de que la gente tiene sus pensiones cubiertas, el seguro de desempleo, aunque faltan cosas, como guarderías suficientes y gratuitas para niños de uno a tres años. Democrático significa que debe ser siempre impulsado hacia mayor democracia, y no es sólo votar, es también participar en derechos y libertades. Social es lo que se instaura ya legalmente reconocido y democrático es la exigencia de que ese Estado sea más justo y legítimo.