Un incendio arrasa una fábrica marroquí y mata a 55 empleados
El fuego se propagó con rapidez debido a los productos químicos que almacenaba la empresa de colchones
Actualizado: GuardarUn voraz incendio arrasó ayer la fábrica de colchones Rosamor Ameublements, situada en el barrio industrial de Lissasfa de la ciudad marroquí de Casablanca y segó la vida de al menos 55 empleados, mientras que otros doce resultaron heridos, además de un policía. En el momento en que se desató la tragedia se encontraban en la empresa un centenar de trabajadores, según señalaron testigos del siniestro, del que se desconocen las causas.
El fuego se inició pasadas las 10 de la mañana. Las llamas comenzaron en la planta baja del taller, que empleaba a 150 personas y cuenta con tres pisos más, tal y como informó la agencia oficial marroquí Maghreb Arabe Presse (MAP).
Miembros de Protección Civil movilizaron de inmediato a un centenar de bomberos, siete coches autobomba y cuatro ambulancias, agregaron las fuentes. Pero cuando llegaron al lugar ya era era demasiado tarde. El fuego lo había consumido todo y fue muy difícil controlarlo, lo que sólo se consiguió tres horas después de intensa labor, a pesar los refuerzos que ayudaron en la extinción.
Sin vías de escape
La rapidez con la que se propagaron las llamas por toda la fábrica se debió a la cantidad de productos químicos inflamables que se almacenaban en ella. Eso provocó que muchos de los trabajadores se vieran atrapados y murieran «asfixiados o calcinados», señaló un bombero.
En un primer recuento se estimó que habían perecido 25 personas, pero el último balance aumentó la cifra a más del doble. Para media plantilla de la empresa de colchones el de ayer fue su último día de vida. Según responsables del Ministerio de Trabajo, el edificio no ofrecía ninguna posibilidad de salida de emergencia para los obreros. No había escaleras de rescate y las ventanas estaban tapiadas con rejas de hierro lo que impidió cualquier evacuación.
La Fiscalía del Tribunal de Apelación de Casablanca inició poco después una investigación para conocer las causas del incendio y depurar responsabilidades, mientras las escenas de dolor protagonizadas por allegados a las víctimas desgarraban el ambiente.
El monarca alauí, Mohamed VI, muy afectado por lo sucedido, ordenó que se pusieran a disposición de las víctimas y de sus familiares todo el apoyo y «todos los recursos necesarios» de las instalaciones con unidades especializadas en el tratamientos de quemados, incluidos el Centro Hospitalario Universitario Ibn Rochd y el Hospital Militar Mohamed V de Rabat con el fin de «prodigar los cuidados a los heridos en las mejores condiciones».