Pecadores diferenciados
AL día de hoy es otra mujer la que pide protagonismo político, responde al nombre de Pilar González, ha sido portavoz andalucista en la Cámara y no es «ni heredera ni continuadora de nada». Aspira, pues, a liderar el superviviente Partido Andalucista y, al respecto, les dibuja en la distancia un brindis de entendimiento (se supone) a los alcaldes andalucistas de Utrera y San Fernando. Y no es ninguna tontería ser alcalde de alguna de esas ciudades andaluzas.
Actualizado:¿Currículum de la muchacha? El que le permite su edad, considerando que nació en los comienzos de los años sesenta, casi coincidiendo con la catástrofe del arroyo Tamarguillo (en torno a una veintena de víctimas mortales) y que conoció ya en la adolescencia la época dorada del andalucismo que colocó a cinco diputados en Madrid y ocupó la Alcaldía de Sevilla al precio de renunciar a las de Huelva y Granada. Y ahí, precisamente, comenzó el calvario o la maldición andalucista que al día de hoy aún no ha cesado. Ni se perciben vestigios de lo que sería un prodigio político.
Fue, como quedó escrito, portavoz andalucista en la Cámara, y llamó mucho la atención merced a su poderoso timbre de voz, ligeramente ronco, lo que siempre otorga a la persona un aire de respeto y una atracción física. Al menos, cuentan los expertos en tales complejas materias.
Y sostiene Pilar González sin pestañear que su perfil «es el idóneo por su capacidad de integración». Es decir, se atrevería, según tan nítida afirmación, a unir en el diezmado PA actual a pecadores tan diferenciados como Alejandro Rojas Marcos, Antonio Ortega, Javier Aroca, Pedro Pacheco, Luís Uruñuela, Diego de los Santos, etcétera, pues fueron muchos los notables que dejaron el andalucismo de la noche a la mañana y jamás la opinión pública volvió a saber de ellos.
Es decir, el Partido Andalucista fue, más que un partido político, el inquieto sueño de una noche tórrida de verano. Lo saben muy bien los históricos que pusieron en marcha aquella imposibilidad que, además, era un hermoso disparate aunque quizá no exactamente bello. Pero si todo fuera lógico y coherente, es probable que la huella humana hubiese desaparecido de la faz de la tierra tiempos ha.