Fistro
Hay una compañía que se llama Spinvox y que ha desarrollado un programa que permite convertir en texto escrito las expresiones orales. Esa utilidad le ha permitido controlar muy eficazmente el lenguaje de jerga. Ahora Spinvox acaba de hacer público que la palabra más empleada por los españoles es «fistro», aquel borborigmo inventado por Chiquito de la Calzada y que durante años estuvimos viendo todos los días en la caja de luz. Para que luego digan que la tele no cala hondo. Hubo un tiempo abominable en que te encontrabas con cualquiera y te decía: «Pecador de la pradera, mecagüen tus muelas, fistro diodenal».
Actualizado:Aquel tiempo oprobioso pasó, pero en el idioma quedaron algunos giros característicos, y el de fistro parece haber gozado de una fortuna singular. Ahora, además, recibe los laureles de la investigación técnica. Esto tiene mucho que ver con la democracia, aunque no lo parezca. Es toda la diferencia que hay entre un sistema político democrático y una sociedad democrática: el sistema democrático consiste en que la gente puede elegir al que manda y, además, puede apearle del machito; la sociedad democrática, por su lado, consiste en que todo vale igual, lo cual suele conducir a que nada valga nada.
Pues bien, esta moda de prestar atención preferente al lenguaje de la jerga y al lenguaje del SMS es un perfecto ejemplo de democratización de la cultura, porque otorga idéntico valor al lenguaje formal y al informal, y considera que tan importante es un soneto de Lope de Vega como un SMS de Jennifer Calasparras, y lo mismo vale un «nenúfar» escrito por Rubén que un «fistro» tecleado por Perico de los Palotes. Nos creemos que estamos inventando la pólvora, pero eso es un error hijo de la ignorancia: jerga la ha habido siempre; a veces ha entrado en la literatura y a veces no; en todo caso, nunca nadie perdió de vista el hecho de que la jerga ocupa un lugar secundario en el empleo de la lengua.
Hoy, por el contrario, tendemos a pensar que la cultura de jerga, puesto que existe, es tan noble como el lenguaje formal. Aquí es donde entra la televisión, que por uso y abuso termina haciendo formal lo informal. ¿O cree usted que la gente diría «fistro» si no lo hubiera visto en la tele?