Manos a la obra
RESULTA irónico, aunque sea positivo, que el parón inmobiliario haya incentivado algo tan fundamental como las infraestructuras. Y es que por la situación económica y para amortiguar la caída del empleo, el arreglo de las carreteras españolas se ha convertido en prioritario. Ésta es, sin duda, una buena solución para todos.
Actualizado:Con razón los empresarios de la construcción han recibido encantados la continuidad de la controvertida Magdalena Álvarez al frente de Fomento. Prefieren un equipo conocido y con el que saben a qué atenerse, que uno nuevo que, cuando quiera enterarse, haya transcurrido media legislatura. Máxime si tenemos en cuenta que los proyectos de carreteras son obras largas, que requieren estudios previos, planificación, tramitación del proyecto y finalmente, su ejecución. Eso sí, siempre y cuando las líneas maestras de la inversión sean lo suficientemente sólidas para que puedan salir adelante en el tiempo, gobierne quien gobierne.
Porque si importante es invertir en nueva construcción, mucho más es hacerlo en conservación y mantenimiento de las carreteras actuales. Cuestiones como la mejora de algunos trazados y la desaparición definitiva de los 'puntos negros', exigen soluciones urgentes. Además, según las constructoras, licitar concesiones para adecuar, reformar y conservar vías en mal estado, permite generar más empleo a corto plazo, que en definitiva es de lo que se trata.
De hecho, la previsión para obras de conservación es de 1.154 millones de euros, el 1,8% del valor de las carreteras estatales y éstas demandan llegar al 2,5% y 1.600 millones. A esto hay que sumar que un número importante de comunidades autónomas se han puesto manos a la obra y están dispuestos a caminar en la misma dirección para hacer frente a la desaceleración económica y, de paso, sacar del lamentable estado en que se encuentran algunas de sus carreteras. La reclamada falta de inversión de ayuntamientos y autonomías parece encaminarse así hacia el principio del fin.