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Sociedad

Llegan los ojos biónicos

Cirujanos británicos logran devolver un nivel básico de visión a dos invidentes mediante la introducción de cámaras de vídeo en el sistema ocular

FERMÍN APEZTEGUIA
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Dos pacientes británicos que participan en un programa experimental han recuperado la visión gracias al implante de dos ojos biónicos, aún en desarrollo. Dos pequeñas cámaras de televisión, minúsculas, pero debidamente conectadas con su cerebro, les permiten ver de manera parcial a sus seres queridos, algo que es la principal aspiración de las personas invidentes. De momento,sólo serán capaces de reconocer su rostro. Los científicos que trabajan en el proyecto -un equipo formado por investigadores europeos y norteamericanos- confían, sin embargo, en que en el plazo de «cuatro o cinco años», los pacientes seleccionados lleguen a disfrutar de una visión prácticamente normal.

Los primeros pasos para la consecución de este objetivo se dieron la semana pasada en un hospital londinense especializado en cirugía de la visión, el Moorfields Eye Hospital. Los seleccionados para la intervención fueron dos británicos que fueron perdiendo la vista como consecuencia de una enfermedad hereditaria llamada retinitis pigmentosa. Quienes la padecen, unas 100.000 personas en el mundo, serán quienes se beneficien de los avances que se están dando en este campo de la biotecnología.

Las dos personas elegidas se habían quedado ya ciegas. La operación que se les practicó consistió en colocales sendos implantes, uno en cada ojo, equipadas con una cámara de vídeo y un transmisor montados sobre un par de cristales, que actúan como unas gafas. El dispositivo está conectado a una retina artificial capaz de aprovechar el nervio óptico humano para transmitir imágenes al cerebro.

«Los implantes se colocaron de modo satisfactorio en ambos pacientes, que se recuperan satisfactoriamente», dijo el cirujano ocular Lyndon Da Cruz, que dirigió las operaciones. Antes no veían nada y ahora han recuperado un nivel de «visión básico, rudimentario», gracias a esa pequeña cámara que hace que el ojo se mueva hacia el punto donde se dirige. Distinguen el movimiento, luces, sombras; es el comienzo de un largo proyecto bautizado con el nombre de Argus II. «Me parece excitante», consideró Da Cruz.

Pacientes norteamericanos ya habían sido sometidos a intervenciones con implantes de 16 electrodos. Cada uno de ellos ilumina un punto. En Reino Unido se han colocado implantes de 60 y se quiere llegar a los 1.000 electrodos. En sólo unos años, cuatro o cinco, se sabrá más.

Una enfermedad muy extendida

La retinitis pigmentaria no figura entre las principales causas de ceguera, pero sí es una enfermedad lo suficientemente extendida entre la población como para despertar el interés científico.

En Estados Unidos afecta a una de cada 4.000 personas. Las cifras en Europa no variarán demasiado. Unos 25.000 españoles padecen este problema de salud.

El nombre de la dolencia, también llamada retinosis pigmentosa, se refiere, en realidad a una serie de desórdenes de tipo hereditario que dañan los conos y bastoncilos del ojo, que son las células encargadas de controlar la visión nocturna, las responsables de la agudeza visual, la visión en color y el brillo de la luz. La ceguera que provoca la retinosis es consecuencia de un fenómeno natural, un proceso de muerte celular llamado apóptosis.

Ese mecanismo, inherente al envejecimiento humano, se produce de manera mucho más rápida en las personas con esta afección. La enfermedad afecta, generalmente a personas de 25 a 40 años. Lo anuncian la dificultad para ver con poca luz y la pérdida de campo visual, que se reduce hasta tener la sensación de ver como con prismáticos. .