Todos manipulamos

odos somos manipulados y adoctrinados desde el mismo momento de nacer. Y si esa manipulación nos puede llegar desde nuestro entorno social y educadores en general, la mayor manipulación la recibimos de quienes nos proporcionan mayor seguridad y nos merecen más confianza y credibilidad: nuestros padres. Nadie como los propios padres para manipular y adoctrinar a un ser, todavía, mental y físicamente vulnerable: todo cuanto sus progenitores hagan, digan u ordenen -bueno y malo- será, a edades tempranas, tomado como verdad incuestionable. Y a ver quién arregla el daño que, con la mejor intención, a veces causamos a nuestros retoños al inculcarles y transmitirles nuestras propias locuras y miedos.