PREPARANDO. Rafael García y Belén Carrillo, de Ávalon, en plena fase de montaje.
Jerez

Tócala otra vez...

El dúo Ávalon lleva once amenizando todo tipo de eventos en Jerez, aunque ellos se definen como «especialistas en bodas»

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Ellos saben perfectamente cuando hay que tocar la Lambada o La Chica Yeyé. Saben tomar el pulso de una boda desde la atalaya de un pequeño escenario. Rafael García y Belén Carrillo son los componentes del dúo Ávalon, que nació hace once años con una meta prefijada: amenizar todo aquel evento que se les cruzara en el camino. «Ahora nos definimos como especialistas en bodas», señala Rafael, que ha dejado un momento el montaje del equipo al lado para hablar de su profesión de músico.

Siempre han apostado por la música en directo. «Aunque siempre hay quien prefiere un pinchadiscos, es decir música un poco enlatada. Creemos que no es lo mismo que la música en directo», comenta Belén.

Con un mucho de psicología de masas, estos músicos saben perfectamente cuándo hay que subir el ritmo de la fiesta, cuándo hay que aminorarlo para coger resuello o cuando es el mejor momento para hacer un descanso. «En ocasiones, con tan sólo tocar el primer tema, ya sabemos, más o menos, cómo va a ser la boda», dice Rafael mientras Belén asiente. Hay gente para todo, y «existen grupos que hay que frenarlos porque se desbocan, mientras que otras bodas hay que estar haciendo esfuerzos para animar al personal», subraya ahora Belén. Pero de momento no se les resiste nadie.

Músicos sin prejuicios y sin complejos, creen en su trabajo mientras son conscientes de que «cuando te subes el escenario tienes que dejar atrás todos los problemas de tu vida personal. Hay que dar el do de pecho porque para los novios es, quizá, el día más importante de sus vidas», comenta Rafael.

Que no falten

El popurrí, el pasodoble, Escuela de Calor o La Chica Yeyé son temas musicales que no pueden faltar en cualquier bodorrio que se precie. «No hay una boda en la que estos temas fallen. Siempre te los piden».

No se preocupen, a ellos les queda cuerda para rato y en cualquier boda se les puede ver. Para ponerlos en marcha tan sólo hace falta subirles el volumen del micrófono y que suene la música. De lo demás, se encargan ellos.