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POZO. Así quedó tras hundirse a las puertas de la vivienda.
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Un susto que se pudo evitar

David y su familia denunciaron a través de LA VOZ la situación en la que viven. El sábado, un derrumbe les volvió a recordar que su casa se puede desplomar en cualquier momento

BLANCA ROMÁN | JEREZ
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Hay cosas previsibles. Situaciones que todos sabemos que podrían haberse evitado si alguien hubiese actuado antes, si las autoridades hubiesen hecho bien su trabajo -en tiempo y forma- o si la tramitación de unos papeles no fuera tan lenta. Estamos acostumbrados a ver a diario historias con un final pronosticable y en las que pocos hacen por cambiar algo.

El pasado sábado por la noche, la familia de David Montoro vivió uno de esos momentos que se veían venir desde hacía mucho tiempo. De hecho, hace poco más de dos semanas, él mismo denunciaba, a través de las páginas de LA VOZ, la situación en la que estaba viviendo con los suyos. Su casa -donde habitan desde hace poco más de cuatro años, aunque pertenece a la familia hace décadas- estaba totalmente deteriorada. Como pudo comprobar este medio, la lluvia entraba en cada una de sus estancias, los techos estaban llenos de goteras, la uralita estaba haciendo ceder el tejado, los cubos se colocaban en cada rincón y algunas paredes estaban apuntaladas.

El agua potable no existe en esa vivienda -como en muchas del mundo rural- y por ello «la idea inicial del novio de mi madre era instalar un aljibe (depósito donde se guarda el agua de lluvia), pero como él falleció se quedó todo a medio hacer», como indicó David en su día. Y es precisamente este aljibe (por el que David está pagando una multa a la Delegación de Urbanismo) el que cedió el pasado sábado llevándose consigo buena parte de la estructura exterior de la casa.

Además de ello, junto a la entrada principal de la vivienda, el pozo a donde va a parar el agua de la lluvia, se derrumbó, originando un gran boquete. «Casi ocurre una desgracia. Mi hermana estaba recogiendo el agua que entra en la casa por el techo y en una milésima de segundo se desplomó el aljibe. Ella estaba justo donde cayó, pero decidió entrar en la casa un momento y fue en ese instante cuando sucedió todo. Por una milésima de segundo», se lamentaba la tía de David a este medio.

De inmediato los vecinos de esta familia de Cuartillos se volcaron con ellos. De hecho, a la mañana siguiente los tractores de los residentes de la zona ayudaron a retirar los escombros, a sacar el agua del boquete abierto y a delimitar el área para evitar que se acercara alguien hasta allí. El problema es que «ahora no podemos reparar esto. Si arreglamos el problema vendrán de Urbanismo y nos volverán a multar. Esta no es forma de vivir. Necesitamos que el Ayuntamiento acelere los trámites de legalización de las viviendas», insistían ayer una y otra vez desde la zona. «Eso tenía que haberse evitado», comentaban los vecinos.

Y tras este susto, David y su familia continúan en la casa, a la espera de poder solventar el problema y pensando que en cualquier momento su infravivienda se puede desplomar de nuevo.

braguilar@lavozdigital.es