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Burgueña y Carlos Orúe, dos pesos pesados derribados por la afición portuense

Al nuevo inquilino del vestuario portuense le ha faltado tiempo para pedir a su afición un cambio de chip de cara a esta recta final de Liga en la que hay que salvar los muebles.

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Sabedor de la exigencia de una afición que ya se ha cargado este año a dos pesos pesados de la categoría como José Luis Burgueña y Carlos Orúe, Javier Otero ha llamado a la tranquilidad y a la unidad del entorno para combatir una situación delicada.

Con el primero de ellos, la afición portuense terminó perdiendo la paciencia en la sexta jornada de Liga. Pese a al ascenso a Segunda División B conseguido de la mano del técnico vasco, los malos resultados cosechados en las primeras jornadas de Liga fueron calentando una grada que muy pronto empezó a pedir la cabeza del entrenador a un presidente escamado por la política de altas y bajas llevado a cabo por Burgueña y que se llevó por delante hasta a siete jugadores claves en el anterior ejercicio y que puso al Portuense muy cerca del ascenso a Segunda División.

José Luis Burgueña fue despedido por la directiva no sin antes llevarse la bronca de un público que no entendió muy bien la baja de Moncho, entre otros.

El relevo a Burgueña fue una apuesta personal de Javier Otero. El jerezano venía avalado por su buena trayectoria en la categoría de bronce.

La ambición de la directiva quedaba reflejada con la llegada de un entrenador que venía con el objetivo de meter al equipo en los play off de ascenso. Tras un arranque dubitativo, llegó una dinámica de victorias que acercó al once portuense a los puestos nobles.

Pero la pájara volvería a recaer en un equipo muy irregular y que, para colmo, comenzaba a soportar la ira de su público en casa. Precisamente por ello, Orúe decidió dimitir para no ser un obstáculo entre la comunión que debe existir entre grada y equipo.