Cultura

El ilusionista de Spielberg

El técnico de efectos especiales John Baker, oscarizado por Indiana Jones, fue nombrado ayer Hijo Adoptivo de Trebujena, en donde se quedó en 1987

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Aunque John Baker nació en Holfspur (Inglaterra), a principios de la Segunda Guerra Mundial, a nadie le extrañó verle tocar el bombo de la murga de Los Abogados, disfrazado de bobbit, en los carnavales de Trebujena. A pesar de que su profesión tiene poco que ver con los braceros que recogen el arroz en las marismas, conoce perfectamente los ciclos agrícolas, los aperos de labranza, la jerga al uso y hasta los chascarrillos del tajo. Es cierto que rodó con Spielberg, George Lucas, Brian de Palma y Jean Jaques-Annaud; pero también lo es que le «quita el sentido» un ajo guerto y que apura las tardes paseando con los mayores a orillas del Guadalquivir, o jugando una partidita «entre amigos», en la Peña La Trilla.

Baker, que ganó un Oscar por los efectos especiales de En busca del arca perdida, viajó por medio mundo, y después decidió quedarse a vivir en Trebujena. La culpa la tuvieron los atardeceres del Sur, que son igualitos que los de Japón, pero más baratos. El director de ET los quiso para El Imperio del Sol, porque la luz era perfecta, y porque rodar en Cádiz salía mucho más rentable que hacerlo en el extremo Oriente. De su mano vino John, a supervisar los tiros y las bombas que lanzaban los zeros, en 1987. E «igual que Spielberg encontró su sol», Baker acabó encontrando el suyo, «de pelo negro y buen corazón». Se llama Isabel. Llevan 20 años casados.

Ayer, el Ayuntamiento de Trebujena lo nombró oficialmente Hijo Adoptivo del pueblo durante una emotiva ceremonia que empezó, como no podía ser de otra forma, con los acordes de la banda sonora que John Williams compuso para la película.

Manuel Cárdenas, alcalde de la localidad, resumió a la perfección los motivos por los que Baker se ha hecho acreedor de este reconocimiento: «Se lo merece porque, gracias a su prestigio internacional, ha paseado el nombre de Trebujena por todo el mundo; pero, sobre todo, por ser un ejemplo de integración, y por haber conseguido que todo el pueblo le quiera».

El 'Yon'

«Tanto es así que Baker presume de tener sus propios motes: para algunos, es El inglés; para otros, El Yon», explicó Cárdenas, quien recordó que «este gran hombre ha adoptado nuestras costumbres sin esfuerzo, hasta ser un habitual de los carnavales». «Lo menos que podemos hacer -sentenció el alcalde- es ofrecerle este homenaje por ser un paisano trebujenero de los pies a la cabeza y porque nos aporta fantasía con su trabajo y a eso le añade los buenos modales de un británico ejemplar». Después de esta sentida introducción, el primer edil hizo un somero repaso de su larga trayectoria personal y profesional.

Baker ha tenido la oportunidad de viajar por casi todo el mundo: Jamaica, Trinidad, Puerto Rico, Estados Unidos, Canadá, Marruecos, Sudáfrica, Kenia, Tanzania, Uganda, Liberia, El Líbano, Chipre, Grecia, Turquía, Italia, Alemania o Tailandia (donde contrajo matrimonio con su actual esposa trebujenera); y de trabajar con grandes directores como Brian de Palma (Casualidades de una guerra), el español Enrique Urbiz, (nominado al Goya por los efectos especiales en la película Todo por la pasta), Steven Spielberg (El imperio del sol, En busca del arca perdida), George Lucas (tres entregas de La Guerra de las galaxias), Jean-Jacques Annaud (Enemigos a las puertas). «Él estuvo allí -comentó Cárdenas-, pero encontró motivos suficientes para quedarse en nuestro pueblo, y los que vivimos aquí entendemos perfectamente por qué».

El homenajado, que apenas subió al estrado el tiempo de recoger la placa y decir unas breves palabras -«porque la emoción no me deja más»-, agradeció a Trebujena que lo hubiera acogido «desde el primer día entre sus gentes». También recalcó que «ha sido muy fácil vivir aquí, porque el pueblo es cálido y abierto», e insistió en que «lo mejor que me ha pasado en la vida fue conocer a Isabel».

Aunque John Baker nació en Holfspur (Inglaterra), a ver quien le niega, desde ayer, su firme y voluntaria condición trebujenera.