TRABILITRANES

Burriana, cuna del arte

Decía el sabio que sólo muere lo que se olvida. Por eso, el colectivo aunado en la causa jonda tiene tan a mano las efemérides de sus grandes artistas que, al revivirlos, se va renovando esa cadena sucesoria que ha contribuido a levantar este mágico mundo del flamenco. Hoy nos vamos a detener en la figura de Juan Varea Segura y en su pueblo castellonense de Burriana. Cuando somos una constante en denunciar cómo a supuestamente grandes cunas del cante, el toque o el baile les cuesta un mundo recordar a los suyos, hay poblaciones que se vuelcan literalmente en evocar a sus líderes artísticos. Puede ser también, en honor a la verdad, que algo tiene que ver que cuanto menos tengas de ellos más lo ensalzan. Sólo así se explican algunas amnesias colectivas de los grandes epicentros del flamenco. Sea como fuere, hay que felicitar profundamente cuanto está haciendo Burriana para recordar a su cantaor; pues, aparte de los típicos actos de este tipo de homenaje han realizado una página web de una gran altura, que recomiendo que visiten (www.juanvarea.com) y están acercando a sus escolares el legado dejado por el artista para que lo tengan siempre presente, desde la infancia. Lo de la web me parece una gran idea. Hoy, nos afanamos en gastar un dineral poniendo un busto en una esquina, cuando utilizando las nuevas tecnologías, la proyección se multiplica por mil.

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Juan Varea Segura nació en este pueblo castellonense de Burriana en 1908 para fallecer en Madrid en 1985. De muy joven mantuvo contactos con los gitanos del Somorrostro de Barcelona y comenzó a actuar en el colmao Villa Rosa, donde lo escucha una importante figura de la época como era Angelillo. El madrileño no duda en enrolarlo en las entonces conocidas troupés de la época que conformaron etapa considerada como ópera flamenca. Incluso, con el tiempo, llegó a formar su propia compañía para dar varias vueltas al país. Ya instalado en el floreciente Madrid de los tablaos flamencos, recala en el Zambra, cuyo cuadro artístico dirigía el guitarrista Perico el del Lunar. Realizó importantes grabaciones discográficas, incluso en los años 30 participó en una serie de fandangos a tres voces. Considerado como un caso algo extraño por su lugar de procedencia, fue un destacado intérprete que llegó a entrar en la liza de la competición por la Llave de Oro del Cante junto a Antonio Mairena. Su pueblo Burriana está haciendo verdadera justicia con su artista, que ya es de todos.