CALLE PORVERA

Vuelve el cine malo a la cartelera

Media vuelta. Ésa fue mi reacción al ver el sábado por la noche la cartelera de uno de los multicines de esta ciudad. Da igual a cuál de ellos hubiera ido, me habría dado la vuelta igual, porque si hay algo que sobra en esta ciudad, son salas; pero si hay algo que escasea, es variedad. Después de los Oscar, eso se traduce en falta de calidad, teniendo en cuenta que para entonces ya no queda ni rastro de los Cohen, ni de Scorsese, ni de Ridley Scott, ni de Clint Eastwood, ni nada de nada. ¿Películas europeas? Ni una. ¿Españolas? No me fijé, pero si había alguna era de las malas, malas.

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Hagamos un repaso a la colección con la que me encontré, echando un vistazo de lo más rápido antes de decirle a mi amigo: «Quillo, vámonos». Sé que para criticar algo, antes hay que verlo, oírlo, catarlo. Pero como aquí mis posibilidades de acierto son del 98,7%, me voy a arriesgar. Una era Llamada Perdida, que es como The Ring (de hecho, también es una americanización de una película japonesa de terror), sólo que ahora me figuro que el asesino se ha vuelto cobarde y flojo y para decirte que te va a matar ya ni se molesta en llamarte, sino que te hace una perdida o te manda un SMS. ¿Cuál será la siguiente? ¿Tienes un e-mail? Si no los acusan de plagio, quizá. Aunque para terror, la poco original historia de amor entre Meg Ryan y Tom Hanks.

También estaba Casi 300, o sea, una parodia de otra parodia. Y después de dos películas de magos (sin contar a Harry Potter), otra sobre Houdini. Cuando a Hollywood le da por algo...