INCAPAZ. Carlos Orúe, dirigiendo ayer los últimos minutos al Portuense. / O. CHAMORRO
SEGUNDA DIVISIÓN B GRUPO IV

Carlos Orúe dimite tras una derrota que deja al Portuense en descenso

La afición pidió la marcha del técnico racinguista tras la dolorosa derrota de ayer La junta directiva aseguró que el resto del cuerpo técnico se encargará del equipo

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Las gradas no perdonaron ayer al entrenador del Racing Club Portuense, Carlos Orúe. El mal partido que protagonizaron los rojiblancos casi desde el pitido inicial del encuentro contra el Lucena, que finalmente acabó con una dolorosa y peligrosa derrota por 0-2, provocó que los aficionados pidieran la dimisión del técnico portuense. «Vete ya», esa fue el grito que más pudo escucharse en las gradas del estadio José del Cuvillo durante gran parte del choque.

El ya ex entrenador racinguista, que tuvo que salir del terreno de juego escoltado por agentes del Cuerpo Nacional de Policía ante las amenazas de algunos aficionados, presentó «por ética su dimisión irrevocable» a los miembros de la junta directiva. «Soy el único culpable de esta situación», explicó Orúe, que dejó claro en su corta intervención ante los medios de comunicación tras el partido que no pensaba cargar las culpas de la derrota 0-2 ante el Lucena a ninguno de los futbolistas rojiblancos.

El entrenador jerezano, roto ante la fuertes palabras de la afición, aseguró que a lo largo de su carrera jamás se había visto en una situación similar, con la mayoría de la afición en contra.

A pesar de esta repentina dimisión, Carlos Orúe dejó claro que se siente «totalmente capaz» de levantar al equipo y sacarlo del peligro de descenso, pero «el mal rato» que pasó ayer ante una afición desilusionada y enfurecida, le ha empujado a abandonar al equipo a tan sólo cuatro partidos del final de la liga. Y es que Orúe aseguró ayer que únicamente podía ayudar al equipo marchándose.

Las oficinas del Cuvillo echaban humo ante la noticia. Orúe trasladó la noticia a Javier Otero, secretario técnico del Racing Club Portuense, justo antes de encontrarse con los medios de comunicación, por lo que Otero apenas tuvo palabras y respuestas para justificar la decisión ante las preguntas de los periodistas. Sólo una cosa estaba segura y es que el club no traerá a nadie de fuera para finalizar la liga. De esta manera, serán el propio equipo técnico del Racing Club Portuense el que afronte la situación y «levante la moral del equipo», según explicó Otero quien calificó la decisión de Orúe de «profesional ante la petición de la afición».

El partido de ayer fue un fiel reflejo de la situación en la que actualmente vive el equipo rojiblanco. La falta de comunicación provocó graves fallos en el partido, que los jugadores del Lucena supieron aprovechar para llevarse la victoria.

El estado de nerviosismo que atraviesa el plantel es patente, como demuestra el hecho de que dos jugadores fuesen expulsados por protestar en los minutos finales. Algo fallaba ayer y la afición pidió la cabeza de Orúe, que dejó un cargo al que llegó tras la destitución de José Luis Burgueña a principios de temporada.