«Cádiz fue el comienzo de la separación de América con España»
El autor de 'La Virgen de los Sicarios' cree que la lengua es lo que mantiene unidos a España y Colombia «después de 200 años de separación política»
Actualizado: GuardarCualquiera que haya leído las novelas e incluso las entrevistas con Fernando Vallejo (Medellín, 1942) no podría imaginarse que en persona el autor de La Virgen de los Sicarios es más que afable, cariñoso, humilde, sencillo y solícito. Pero lo es. Eso sí, en cuanto comienza a hablar, uno sabe que a lo único que puede temerle es a morir sin haber dicho lo que piensa. Empleando un correctísimo lenguaje, pero sin pasar un solo paño tibio, Vallejo ha fustigado con la misma inclemencia a la Iglesia Católica (su último libro, La puta de Babilonia, es un buen ejemplo) y a los musulmanes; a los políticos, especialmente a todos los presidentes de su país, y a los empresarios. Como él mismo reconoce: «Me gusta molestar a los hipócritas». Y en ese saco entran prácticamente todos, excepto los defensores de los animales.
Pero hay un mérito que pocos le pueden negar al escritor paisa y es el haber acabado con los espíritus en los armarios y los animales que volaban por los cielos de América después de la generalización (y degeneración) del realismo mágico.
Vallejo, que no ha vuelto a España desde hace una década (y no piensa hacerlo) en protesta por la imposición de visado a Colombia, respondió a las preguntas de LA VOZ en Bogotá, a donde viajó desde México D.F. (ciudad en la que vive desde hace más de treinta años) para el Festival Iberoamericano de Teatro (FITB).
-Es una suerte encontrarle aquí, puesto que en España seguimos sin poder verle. ¿Sigue empeñado en no volver?
-Pues éramos siete y cinco volvieron. Yo no he vuelto y nunca voy a volver. Por lo demás, era una carta absurda la que firmé, pero no voy a sumar a una tontería ese deshonor.
-Cádiz celebra, dentro de cuatro años, los 200 años de la Constitución de 1812, que influyó en las independencias americanas...
-Claro, yo conozco Cádiz y es el comienzo del desgarramiento, de la separación de América de España, pues con la mal llamada independencia -porque en realidad nosotros no nos independizamos de nada, nos separamos de España- volvimos el continente una colcha de retazos y seguimos padeciendo el peso de los curas y los tinterillos, que son los que han manejado nuestro destino desde siempre. De tal manera que a quien en este país llaman el libertador [Simón Bolívar] era un ambicioso, de ese embeleco que llamaban la gloria en el siglo XIX y un sanguinario. Esto fue todo un desastre y nos libramos del tirano de Fernando VII para caer con todos los tiranos y tiranuelos que han gobernado este continente y que tenemos hoy en día, como Fidel Castro o Hugo Chávez.
-¿Y qué le parecen los últimos acontecimientos que han enfrentado a su país con sus vecinos, Venezuela y Ecuador?
-Bastante miserable todo. En realidad a mí me parece, analizándolo con la cabeza más fría y teniendo más datos, una especie de injuria de Colombia al Ecuador, que ha sido nuestro más cercano aliado siempre y donde viven 500.000 colombianos. Ustedes saben que en España viven, por lo menos, un millón de ecuatorianos. ¿Qué hacemos quitándoles el terreno a ellos? Se me hace miserable el ataque de este hombrecito que tenemos en la Presidencia, que es un politiquero especialmente vil. Aquí piensan que se puede tapar el sol con un dedo y que hablar bien de Colombia es ocultarle la monstruosa verdad que hay detrás de lo que se le quiere hacer ver al resto del mundo, que es un país hundido en la miseria, en el desempleo, en el exilio, en la desesperanza...
-Pero durante este Festival Iberoamericano de Teatro de Bogotá la ciudad da la impresión de volcarse en la cultura.
-Un hecho excepcional, que se da durante diez días, en los cuales la ciudad de Bogotá por lo menos está lejos de la Iglesia y de la política, que son los que dominan el resto del año el país. Son las dos plagas grandes de Colombia: la clase dirigente o política y ahora la empresarial y financiera, tan rapaces los unos como los otros.
-¿Cree que España e Hispanoamérica están ahora más unidas?
-Estamos unidos por el idioma. La lengua española nos une. Nos une después de una separación política de 200 años y de separación geográfica de 500 años desde el Descubrimiento, con un mar de por medio. Hispanoamérica quedó convertida en una colcha de retazos y estuvimos separados hasta hace poquito, porque las fronteras geográficas nos aislaron. Ahora nos estamos volviendo a unir. Tenemos un instrumento de unión que es el idioma (no los políticos), que es natural y que no se ha muerto y ya ves cómo nos entendemos nosotros después de tantos años de separación de España de Colombia.
-Pero ¿sigue siendo el idioma de España o por fin se percibe como el de todos los países hispanos?
-Las diferencias en el español de los distintos países de América hispánica no es tan grande como la de este conjunto de países con respecto a España. Pero de todos modos, la diferencia de nosotros todos juntos con respecto a España es muy pequeña comparada con las coincidencias.
mcaballero@lavozdigital.es