ESCUELA. Jóvenes alumnos practican vela de la mano de una firma de Sancti Petri.
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Un mar por explotar

Clases de vela, alquiler de catamaranes o rutas en piragua son algunas de las actividades ofrecidas en Sancti Petri

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Cuando llega un turista alemán a Sancti Petri lo primero que piensa es '¿Dónde me han metido?' Hace falta mejorar el entorno, tener una imagen más acorde al turismo de lujo que viene a Chiclana y ofrecer servicios adecuados para que las empresas que trabajamos aquí podamos hacerlo en condiciones». Son palabras de Zaida Díaz, gerente desde el año 2000 de su propia empresa de actividades náuticas, Escuela de Vela Zaida, que con sede en el puerto deportivo del poblado marinero de Sancti Petri sobrevive a las penurias de un sector «en el que apenas se trabaja seis meses al año».

Esta empresa, que lucha por la captar clientes de diferentes nacionalidades, sufre, como el resto, la «falta de apuesta de las administraciones por el turismo náutico», asegura Zaida. La emprendedora considera sin embargo que «sí se cuenta con unos estupendos recursos naturales y las mejores vistas de la provincia en pleno Parque Natural. Pero estas ventajas no las podemos aprovechar con los turistas del Novo, que vienen con paquetes cerrados y prácticamente no salen de sus hoteles».

Parejas y jóvenes

Así, muchas empresas sólo encuentran resquicio para sobrevivir en el turista eminentemente nacional, captando sobre todo a parejas y grupos jóvenes que proceden mayoritariamente de Madrid y Sevilla, y «vienen buscando actividades que no pueden realizar o que son muy costosas en sus lugares de origen».

Para Zaida Díaz «abrir más de seis meses en Sancti Petri es una utopía en estos momentos para las empresas que viven del turismo de mar», asegura. Ella no olvida reclamar «mayores medidas para apostar por el poblado de Sancti Petri para que Chiclana pueda vender otro recurso turístico de gran importancia en muchos lugares de España».

Y es que la oferta náutica permite múltiples posibilidades que van desde el incremento del número de atraques en los puertos deportivos hasta los cruceros de lujo, pasando por el alquiler de catamaranes o las clases de kayak, canoa y piragua para grupos. «Nosotros utilizamos la formación y las clases como una forma de captar clientes», asegura Zaida, que reconoce la complejidad de explicar a los turistas que les visitan el estado ruinoso que tiene el poblado.

«Ahora mismo nuestra oficina es una caseta de obra», se lamenta. «Es más fácil convencer a un sevillano o a un madrileño», bromea. Los próximos años serán claves para que la zona comience a contar con el prestigio náutico que tienen otros puntos del litoral.