Sin 'MAPA'
Por primera vez los sectores agrario y alimentario han quedado subsumidos en un gran Ministerio de nombre ambiguo, políticamente correcto y bastante grandilocuente, con sus dos nuevas Secretarias de Estado, la de Cambio Climático y la de Medio Rural y Agua. Un mal síntoma que podría reflejar el escaso valor que este gobierno da a la despensa nacional. Ojalá no sea así. En estos últimos años hemos podido comprobar la imperiosa necesidad de tener un sector agrario y alimentario eficaz y abastecido, para evitar las fuertes cargas económicas que se derivan de una excesiva dependencia exterior, amén de la calidad y seguridad sanitaria de nuestro condumio.
Actualizado: GuardarEste nuevo ministerio funde el medio ambiente, la pesca y el sector agrario y alimentario. Hasta ahí podría tener sentido. En la anterior legislatura comprobamos los problemas que se generan cuando los responsables de agricultura y medioambiente tienen objetivos, visiones y sensibilidades diferentes. Donde existe mucha imprecisión es en el concepto medio rural, entre otros motivos porque el medio rural va mucho más allá que la agricultura, la ganadería, los bosques o la alimentación. En el medio rural existen zapaterías, fábricas de clavos, clubes de alterne y otros muchos negocios y actividades que nada tienen que ver con el sector primario y casi nada con el concepto de desarrollo rural que emana de la norma vigente, incluida la Ley de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, aprobada en la anterior legislatura. A esto hay que añadir que gran parte del poderoso sector agroalimentario español se sitúa fuera del medio rural.
A pesar de esta indiscutible pérdida de identidad nominativa, no debemos perdernos en debates estériles sobre terminología, aunque no sea acertada. Habrá que esperar a ver cómo el nuevo ejecutivo afronta las tareas que le vienen encima; por ejemplo, el trascendente chequeo médico, para un sector con una salud delicada. También la política de agua, con una Elena Espinosa que hasta la fecha podía refugiarse en el pío pío que yo no he sido, mientras Cristina Narbona se erigía como el azote del agro.
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