Ni cien días para Bibiana
Los herederos del Santo Oficio de este país han vuelto a abrir la veda para la caza de brujas, que era el frecuente término con el que durante la Edad Media se bautizaba a muchas mujeres inteligentes, aliadas de la ciencia y la razón, que osaban disputar el poder no sólo a los hombres sino a los sacerdotes de la superchería. Sustitúyase el término de bruja por el de ministra y tendrán un retrato robot de lo que viene ocurriendo desde hace una semana con el Gobierno rosa de José Luis Rodríguez Zapatero: los exabruptos de Silvio Berlusconi suenan a exquisita diplomacia con lo que hemos podido leer, ver y oír en la patria de Mariana Pineda y de Victoria Kent.
Actualizado:Esa horda de encendrados defensores de la falocracia no ha dejado pasar ni cien, ni noventa, ni sesenta, ni treinta días. Le bastó treinta minutos para poner a caldo al primer gobierno español con mayoría de mujeres. Y uno de sus blancos favoritos viene siendo el de la gaditana Bibiana Aido, ministra de Igualdad. En la batería de despropósitos del machismo venenismo, abunda el género, la edad y la formación de la socialista de Alcalá: incluso su procedencia de este vivero del socialismo andaluz ha sido utilizada como arma arrojadiza contra ella.
El hecho de que Bibiana Aido tenga 31 años de edad es usado por parte de la derecha mediática como un pecado de lesa majestad. El mismo que se le atribuye a Manuel Chaves por tener 63. ¿En qué quedamos? ¿En qué manual de instrucciones está escrito que un político de primera fila tenga que moverse tan sólo entre los 40 y 50? El economista y vicepresidente de Banco Santander Central Hispano, Matías Rodríguez Inciarte no había cumplido los 33 cuando asumió el ministerio de Presidencia en el complicado año de 1981.Ignacio Bayón Mariné tenía 36 años en 1980 cuando asumió el ministerio de Industria y Energía en 1980. Ambos eran hombres y gente de orden. Pero tampoco se le puso demasiadas pegas a Joaquín Almunia cuando con 33 años asumió la cartera de Trabajo. Claro que también tenía 31 años Federica Montseny cuando tituló el ministerio de Sanidad y Asistencia Social del gobierno de la República, ya en plena guerra civil. Ahora, incluso le exige a Bibiana que sea La Montseny y que tuviera escritos una veintena de libros con esa edad. ¿Cuántos libros han escrito el resto de los ministros, aunque sean hombres y tengan más de 50?
A Bibiana, se le intenta infantilizar como la niña de ZP so pretexto de que Manuel Chaves movía su cuna cuando era un bebé: los medios persiguen a sus orgullosísimos y a la vez humildes y queridos padres con tanta fruición como si estuviesen persiguiendo un Pullitzer. ¿Alguien conoce con tanta recurrencia a los padres de cualquier otro ministro, o incluso ministra? Lo que me extraña es que no se hayan metido todavía con su talla: hasta el nombre de Bibiana ha sido objeto de mofa, en el mismo país que tuvo a un presidente, naturalmente de derechas, con nombre de mayordomo de tebeo y nadie hizo bromas a su costa. Que se abstengan de entrar en política las Démelas y muchísimo cuidado los Johnattan. Aquí sólo valen borjamaris, que suele ser nombre de alta cuna.
En algunas tertulias de radio se ha llegado a decir que Bibiana Aido, con una doble titulación por las universidades de Cádiz y de Newcastle y defendida a capa y espada por su mentor académico José Ruiz Navarro, carece de formación alguna: cuando unos salvajes dispararon en la rodilla a Federico Jiménez Losantos, este tenía tan sólo 30 años, por poner un ejemplo, así como una cumplida bibliografía y escribía habitualmente en El País, en Diario 16 y en El Viejo Topo.
Lo que no suele mencionarse en parte alguna es que a pesar de su juventud o quizá por ello, y a pesar de ser mujer o tal vez por dicha causa, Bibiana Aido tuvo los arrestos de plantarle cara a los cazatesoros del Odyssey o a los del GIL reconvertidos en el PP que pretendían demoler la plaza de toros de La Línea para construir una urbanización: quizá por ello andan ahora intentando recomponer la denuncia por prevaricación contra ella que todavía colea en un juzgado. Quien no les conozca, que les compren la moto: Juan Carlos Juarez, Manolo Aguilera y los suyos conocen tanto los tribunales como imputados que serían capaces de denunciar a la madre Teresa de Calcuta por cohecho, con tal de distraer la acción de la justicia.
Si algo ha logrado esta oleada de ataques contra la nueva ministra es unir como una piña al PSOE de Cádiz, que tan sólo ha podido colocar, por cierto, al consejero Antonio Fernández en el nuevo gobierno de Manuel Chaves: al menos, Bibiana ha tirado del imprescindible Gabriel Alconchel como flamante director del Instituto de la Juventud. Desde Francisco González Cabañas a Luis Pizarro, desde Rafael Román a Irene García, salvo en los entierros, nunca se ha visto tan unidos a los socialistas gaditanos. Por no hablar de la inyección de moral que, más allá de las envidias internas, ha supuesto este nombramiento en la Casa del Pueblo de la capital gaditana. Quizá se trate de un fenómeno sobrenatural. Así se lo anunció Luis Pizarro al alcalde de Alcalá de los Gazules, Arsenio Cordero, cuando este preparaba la procesión de San Jorge: "Arsenio, yo no creo en esto, pero lo mismo San Jorge ha obrado un milagro, porque por primera vez en la historia tenemos a una ministra alcalaína", le comentó el dirigente socialista