DE JEREZ. El autor es un apasionado de la Historia. / T. SÁNCHEZ
Cultura

«Si Andalucía conociera más su patrimonio, crecería como pueblo»

El investigador y periodista jerezano presenta el viernes 'Seis escritoras medievales' El autor redescubre a mujeres escritoras clave en la historia de la Literatura

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Juan Félix Bellido, además de haber nacido andaluz, ha decidido serlo. En su afán por contar historias, acaba de publicar Seis mujeres medievales (editado por la Asociación Cultural Barataria), un ensayo en el que redescubre para el gran público a mujeres escritoras injustamente olvidadas por la Historia. Presentará esta obra el próximo viernes en la Escuela de Arte.

-Seis escritoras medievales es...

-Es un ensayo divulgativo sobre seis mujeres escritoras de la Edad Media. He tratado de coger desde una madre de familia, una monja una escritora profesional y una persona de otra cultura distinta a la cristiana predominante en Europa, que es la andalusí. Mi tesis doctoral es sobre una de las escritoras que hay en el libro, Leonor López de Córdoba, porque en el grupo de investigación de la Universidad de Sevilla, Escritoras y Escrituras, como otros muchos que hay ahora mismo, nos dedicamos a seguir la línea de la historia de las mujeres y la crítica feminista. Estamos tratando de recuperar escritoras que han sido relegadas a un segundo plano o no aparecen ni siquiera en el canon literario actual. Este libro es como un aperitivo para mostrar que hay gente así que escribía cosas así en la Edad Media.

-Poca gente habrá oído hablar de ellas.

-Leonor López de Córdoba escribe a finales del siglo XIV. Es curioso pero poca gente habrá oído hablar de ella o la habrá estudiado en Literatura. Pues es la primera persona, mujer u hombre, que escribió en España una autobiografía. Fue la que inauguró el genero autobiográfico con un libro que se llama Mis memorias. Antes no lo había hecho nadie. Y no está en el canon literario ni en los manuales de Literatura.

-Seguro que nos hemos perdido mucho por culpa de ese ocultamiento histórico que han sufrido las mujeres.

-Creo que hay una deuda que los que nos dedicamos a estudiar esto intentamos, al menos, que no sea tan exagerada. La mujer tenía el problema del acceso a la cultura. El libro aporta en su primera parte algunos rasgos característicos en los que se refugia la mujer para romper ese tabú y escribir y que la escuchen. Si uno no tiene acceso a la cultura, no tiene la autoritas para escribir porque no tiene conocimiento. De hecho, López de Córdoba, empezaba diciendo Yo, pobre de mí, qué pretendo decir... Se están justificando continuamente. Al no tener acceso a la cultura, difícilmente pueden escribir. Yo pienso que a la mujer no se le ha dejado. Después, este machaqueo histórico ha seguido a través de los siglos.

-Periodista, traductor, titulado en Magisterio... ¿de dónde le viene la afición a la Historia?

-He sido un apasionado de la Historia por una razón: creo que los escritores y los textos literarios son fruto de un momento histórico y no hay mejor manera de estudiar la Historia que asomarse a esos textos. Esto es una conquista muy moderna de la historiografía. Estudiase lo que estudiase, siempre quería ponerle marco. Mi padre trabajaba en el Archivo Histórico Municipal así que me crié entre legajos muy antiguos. Él fue el primero que, cuando tenía once años, me enseñó el Libro del Repartimento de Jerez, el más antiguo que tenemos aquí por lo que yo he crecido con esa pasión. Luego, en el 92, escribí ¿Por qué lloraron los judíos al abandonar Jerez? y la Caja de Ahorros me dio el Premio de Ensayo. Ese libro está dedicado a mi padre pero nunca lo vio. Al meterme en el mundo judío indagué en el musulmán y de ahí pasé al andalusí, sobre el que he publicado novelas y biografías. Ha sido como un camino que he ido recorriendo, sobre todo, porque soy un andaluz que se siente andaluz, que quiere ser andaluz, que nació casualmente en Andalucía pero que ahora ha elegido serlo. Creo que los andaluces, si conociéramos más nuestro patrimonio, creceríamos más como pueblo. Un pueblo sin memoria, mal futuro tiene, igual que un hombre que pierde la memoria. Tengo mucho interés en profundizar en la historia de Andalucía.

-¿Cree que ese interés suyo es generalizado?

-En casa tengo 6.000 libros y mis hijas no leen. No son valores que estemos promocionando en serio, pero hay muchísima gente que tiene interés. Hubo un momento en que se puso de moda la Edad Media, después empezó la moda de las novelas históricas, algo que ayuda aunque hay novelas históricas de las que no te puedes fiar y otras que sí. La primera que yo escribí, que se llama ¿Acaso está espiando el viento? se desarrolla en la plaza Rivero en la Edad Media. La historia es falsa, no sé si existieron esos personajes pero que enfrente -por Santo Domingo- existía un cementerio judío es verdad y que se vestían de una determinada manera y que la sinagoga estaba en un determinado sitio es verdad. Cuando el novelista le da un marco auténtico, sirve para recrearte y divertirte, porque leer es un placer, y también para enterarte de lo que fue aquel periodo histórico. Creo que los seres humanos debemos saber, al menos, de dónde venimos.

-¿Hay alguna época de la quiera escribir y todavía no lo haya hecho?

-Bueno...Yo soy periodista. Llevo muchos años de profesión y soy un contador de historias. Lo que pasa es que, como me lo tomo en serio, me pongo a estudiar y me apasiona. Así termino sabiendo mucho, por ejemplo, del mundo andalusí. Pero, fundamentalmente, me gusta contar historias. Y todo lo que hago quiero que sea para que la gente lo pueda leer. Soy capaz de escribir un ladrillo pero, por esta formación de periodista, al final, lo que me gusta es contar historias. Ahora estoy escribiendo una biografía sobre Averroes en primera persona. Me estoy metiendo en la cabeza del personaje, intento hacer mío el ambiente, a ver hasta dónde puedo llegar. En ¿Por qué lloraron los judios al abandonar Jerez?, el subtítulo es Ensayo de un reportaje a la historia. Hice un reportaje de un momento histórico.

-Ahora trabaja en una empresa de comunicación.

-Mi vida se ha desarrollado entre el mundo editorial y de la comunicación, tanto en gabinetes como en medios de comunicación. Yo digo lo mismo que Orson Welles sobre sus películas: estaban las que él hacía y las gastronómicas. Yo también hago libros gastronómicos, que son los que me sirven para comer, como las películas de Welles.

-¿Se puede sacar mucho partido de la aplicación de normas que se consideran periodísticas, como la claridad, la sencillez o la precisión, a la Historia, que se percibe como algo más oscuro?

-Yo creo que sí. Espero que los periodistas sigamos manteniendo la cercanía a la realidad porque para ser claro y cercano hay que ser profundo. El periodismo es muy traicionero en el sentido de que el periódico tiene que salir al día siguiente y te marcan unos tiempos por los que tienes que correr demasiado.

-Varias carreras, un doctorado, participación en congresos, trabajos en el mundo de la comunicación, investigación, novelas, ensayos... ¿Cómo tiene tiempo para todo eso?

-No sé qué decir, es como el misterio de la Trinidad. Hago lo que puedo, lo que pasa es que para mí escribir es apasionante, igual que leer. ¿Hay tiempo para leer? Si quieres justificarte, no hay tiempo para leer hoy en día pero ¿cuándo leo? Pues de doce y media a una y media, y teniendo que levantarme a las seis de la mañana. Podría decir que no tengo tiempo porque tengo que dormir pero... todo en la vida requiere tiempo. Este trabajo de investigación está hecho en muchos fines de semana, puentes y vacaciones dedicados a estudiar cuando eso no perjudicaba a mi familia.

-¿Ha sido complicado el trabajo de investigación de este libro?

-No, éste es un libro sencillo. Es un libro que he hecho de mis propios estudios y que no se podían publicar así. Es una lanza puesta en favor de la mujer, de la escritora, de romper una tradición discriminatoria negativa. Lo hago porque lo siento, lo quiero, lo deseo y lo trabajo.

-De todas maneras, tiene que ser difícil encontrar documentación sobre estas mujeres.

-La investigación siempre es difícil, no te traen el manuscrito a casa. En los últimos 20 años ha habido un vuelco enorme gracias a todas estas mujeres que trabajan en las universidades, investigadoras, y estos hombres que, como yo, estamos en esta línea. Pero sigue habiendo una oposición muy fuerte a esto. Cuando digo que he hecho un doctorado de género la gente me mira.

-¿A partir de cuándo se ha empezado a ver la aportación de las mujeres a la Literatura?

-Lo que realmente ha movido esto es la irrupción en el siglo pasado de la Historia de las Mujeres, con la que se analiza la Historia desde las mujeres y eso revolucionó la historiografía. La segunda clave es que se toma la Literatura como fuente de la Historia, cosa que no había pasado hasta entonces. Otra cosa que ha sido decisiva es la crítica feminista, o sea, que ha habido una serie, sobre todo, de filólogas de las universidades, que han empezado a estudiar a las mujeres escritoras. De esto sólo hace treinta años.