A ESCENA. Inma Shara en el camerino del Teatro Falla antes de salir al escenario / ANTONIO VÁZQUEZ
Contraportada

Inma Shara Nunca visto de blanco en el escenario»

-En realidad su apellido es Sarachaga, ¿Shara le parecía más exótico?

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-No, lo que pasa es que he tenido que repetir el apellido tantas veces... es una cuestión práctica.

-Da imagen de una mujer solemne y disciplinada, ¿cree que intimida a los demás?

-No es mi objetivo, lo que ocurre es que por un lado está la parte artística y por otra la personal. Cuando uno es artista está en el podio y tiene que ejercer, quizá es eso. Pero soy una persona cercana y es lo que pretendo.

-En casa, ¿también lleva la batuta?

-No, soy muy sencilla. Prefiero compartir las decisiones.

-Tengo entendido que la única condición que pone para su camerino es que haya plátanos, aunque si puede, los compra usted. Eso no se estila mucho entre los grandes artistas.

-Es por el potasio para estar fuerte, pero nunca lo exijo. Sólo voy a hacer mi trabajo lo mejor posible, lo demás es accesorio.

-¿Qué le pasa por la cabeza al inicio de un recital, en ese segundo que precede al primer golpe de batuta?

-Todo tipo de miedos escénicos y de inseguridades personales.

-Dicen que para eso lo mejor es imaginarse a todo el mundo en cueros...

-No, por dios, muy lejos de todo eso.

-¿Alguna vez se ha apasionado tanto que se le ha escapado la batuta?

-Bueno, una vez por cuestiones logísticas, a un músico se le cayó el arco... pero nada más.

-¿Escucha otro tipo de música?

-Sí, Frank Sinatra, Barbra Streisand... se asemejan mucho a la exquisitez de la clásica.

-Trabaja 10 ó 12 horas diarias, eso es pasión por el trabajo...

-Es el proceso natural para dirigir con mayúsculas y hacer que la obra sea tuya.

-Pero tendrá que relajarse.

-Sí, en esos casos me encanta la lectura, dedicarle tiempo a mis seres queridos, la naturaleza...

-¿Qué color nunca viste en el escenario?

-El blanco, por ejemplo, porque pienso que la música es exquisitez y la discreción es importante.

-Ser directora de orquesta tiene mucho glamour, ¿sigue las modas?

-Sí me gusta, pero como algo añadido a la proyección de la personalidad, no como algo frívolo. De todas formas, no sigo las tendencias, no me obsesionan.

-Pero en algún momento se colgará unos vaqueros o un chándal...

-Bueno, todo es adecuado si es el entorno adecuado (risas).

alenador@lavozdigital.es