Los agresores limpiaban a sus víctimas para no dejar rastro
Eyaculaban fuera y les retiraban los restos de semen y de saliva que quedaban en sus cuerpos para evitar su identificación
Actualizado: GuardarDurante años trajeron de cabeza a la Policía de El Puerto, que se marcó como objetivo primordial detener a dos individuos que cometían agresiones sexuales en el entorno de la Bahía con un modus operandi muy particular. Utilizaban ropa de camuflaje, oscura, preparaban el lugar donde iban a violar a sus víctimas, las abordaban de noche, las trasladaban a un sitio apartado en el que previamente habían dejado cartones y maderas en el suelo y allí se turnaban para agredirla sexualmente. Si iban con el novio, lo amenazaban con un cuchillo que le colocaban en el cuello o bien lo amarraban. Si se resistían para impedir que agrediesen a sus parejas, les propinaban una paliza. Eyaculaban fuera de la vagina de las víctimas y luego limpiaban el semen y los restos de saliva de su cuerpo para no dejar rastros. De hecho, sólo en cinco de las diez violaciones se encontraron restos biológicos, y no precisamente en las mujeres agredidas. Una gota cayó en la hierba donde tumbaron a la víctima, otra en la mano de una de las agredidas -que la limpió con su pañuelo- o un resto que quedó en una braga. Cuando finalizaban -algunas violaciones se prolongaron durante cuatro horas- devolvían a las víctimas a la cercanía del lugar donde las habían abordado, bien en su propio vehículo, o bien andando. La víctimas coincidían en las descripciones: Uno alto y otro bajo.