Malos líricos para este tiempo (II)
Actualizado: Guardaricen que Cagliostro decía conocer el secreto de la piedra filosofal. El tío sieso dejó seco a más de uno en Cádiz (lo conocía, se hizo de oro). Yo he tenido la misma sensación de sieso esta semana a cuenta de la piedra ostionera, me he hecho de oro con sentimientos de los demás (...hasta de Puertatierra me han escrito), será mi secreto (esto es prosaico: «Quillo, Medicina lo tenían que panelar de cristales de espejo, entero, que reflejara toda la Plaza Fragela. Fíjate que el Falla no hay quien lo fotografíe y así sería visto en seisde», «¿...?», «Seis dimensiones, pisha». Gracias, cuñao) En fin. Precisamente, cuando anduvo por aquí Cagliostro es cuando Cádiz toma el monopolio de Indias. Pavimentación, iluminación, ornato... el comercio equipara la ciudad con las mayores del mundo, con sus marcas y sus casas propias (ríase usted de lo que hay hoy en nuestras calles, banderolas incluidas); termina su forma en el XIX y en el XX empezamos a deformarla para llegar a la ciudad que desconocemos en el XXI. Es historia, de la insensibilidad, de cómo hemos ido dilapidando nuestro acervo, rompiendo las formas que guardaban nuestro fondo, o si quiere, el fondo que guardaba nuestro carácter, «cosas que tienen valor de vida» que decía Monforte... Voy por San José, en la esquina con Rivadavia han quitado la cantonera, sencilla, única, la remataba un diablo, me da la pauta (las almas se las carga el diablo), cruzo Ancha, Caramelo (...envenenao), un artista del graffiti (véase guarro) se ha expresado en Junquera, en el 21 alguien monta una baraja metálica contra el buen gusto, más adelante otro alguien ha pintado la fachada incluyendo la cerámica de Cooperativa de Gas y el relieve de bronce de Assurances Generales que flanqueaban la puerta, llego a Raymundo... Hauser y Menet me devuelven al tango, "No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió...».